Dulce
los poros del rostro de la vida.
Ocio.
-Oh, disponemos de muchas horas después del trabajo.
-De horas después deltrabajo, sí, pero, ¿y tiempo para pensar? Si no se conduce
un vehículo a ciento cincuenta kilómetros por hora, de modo que sólo puede
pensarse en el peligro que se corre, se está interviniendo enalgún juego o se está
sentado en un salón, donde es imposible discutir con el televisor de cuatro
paredes.. ¿Por qué? El televisor es «real». Es inmediato, tiene dimensión. Te dice
lo que debes pensar yte lo dice a gritos. Ha de tener razón. Parece tenerla. Te
hostiga tan apremiantemente para que aceptes tus propias conclusiones, que tu
mente no tiene tiempo para protestar, para gritar: «¡Quétontería!»
-Sólo la «familia» es gente.
-¿Qué dice?
-Mi esposa afirma que los libros no son «reales».
La evolución que sufre Montag tras el encuentro con Clarisse le lleva a leer libros de poemas,libros de filosofía e incluso la Biblia. Consciente de que lo que está haciendo es ilegal y puede ser descubierto por su mujer y por su astuto jefe Beatty, él mismo se va convirtiendo en un“antisocial”, con el apoyo de Clarisse. A partir de ahí se sucede una prodigiosa persecución de la Ley (el Sabueso) a Montag, desembocando en un final insuperable que homenajea a los libros y posee una belleza pocasveces vista en la literatura de ciencia ficción.
De Fahrenheit 451 se ha dicho de todo: que es mejor que 1984, que está sobrevalorada, que está mal desarrollada y peor escrita… lo cierto que larelevancia, hoy por hoy, de esta novela, es innegable. No sólo porque es tremendamente actual (como toda la obra de Bradbury) y da la sensación de no ser del todo ficticia, sino porque, guste o no guste,es de esos libros que se disfrutan leyéndolo no una, sino varias veces, con un ritmo ágil, una narración sencilla pero envolvente y poética y una temática que atrapa al lector por representar un...
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