ecigarrette

2 IRITZIA

Deia – Martes, 18 de marzo de 2014

Iritzia
Behatokia
POR

Javier Alonso

Cigarrillo
electrónico
y poderes
públicos
Lo público tiene la obligación
de velar por la defensa de la
salud y para ello es lícito recurrir
a las herramientas habituales
en una industria que no repara
en el daño para llenar sus arcas

T

RAS doce años al frente de la alcaldía
de NuevaYork, Michael Bloomberg
dejó su cargo el 31 de diciembre de
2013. Durante su mandato, la ciudad ha vivido
una notable transformación, ahora es más
segura, más rica, más culta y más sana; unos
progresos que han quedado eclipsados por los
retrocesos en políticas sociales. La educación
y la vivienda son menos accesibles para las
personas con pocos recursos, el número de
sin techo alcanza cifrasrécord y las libertades
se han visto menoscabadas por una política
de detención y cacheo construida sobre la discriminación racial y basada en el solo respaldo de una sospecha razonable.
A pesar de haber sido elegido en tres ocasiones, las críticas contra él han sido continuas.
Se le ha acusado de que sus políticas han favorecido, sobre todo, a las personas con nivel
económico alto y de quesu injerencia en cuestiones en las que se mezcla la salud pública y
la libertad individual ha sido abusiva. Esta
supuesta intrusión sobreprotectora es el paradigma de lo que se ha dado en llamar Estado
niñera.
Su compromiso con la promoción de vida

saludable se centró en la lucha contra una de
las más graves amenazas: la creciente epidemia de obesidad y diabetes. Puso coto a la sal
y a lascardiovenenosas grasas trans, favoreció el consumo de frutas y verduras, impulsó
decididamente la realización de actividad física entre la ciudadanía y trató de reducir el
tamaño de las bebidas gaseosas que se vendían en la calle.
No obstante, la batalla con la que obtuvo
mayor notoriedad fue la que mantuvo contra
el tabaco. Fue pionero en imponer medidas,
que luego se generalizaron, comola limitación del consumo de tabaco en espacios públicos, llegando incluso a prohibirlo en parques
y playas. El resultado fue una drástica reducción del número de personas que fumaban,
alcanzando los niveles más bajos entre las ciudades de su país.
En esta misma línea, una de las últimas normas que aprobó fue la equiparación del cigarrillo electrónico, en cuanto a limitaciones, al
tabaco. Loincluyó en la ley “aire sin humo”, lo
que impedía su uso y acotaba su publicidad
en las mismos condiciones que el cigarrillo
convencional. Su objetivo era claro: “Mejorar
la salud evitando que creciera el número de
personas adictas a la nicotina”.
Como era de suponer, para los grupos que
defienden su uso la restricción era, cuando
menos, incongruente. Según ellos, el cigarrillo
electrónicotiene una clara utilidad en la
reducción del hábito tabáquico y, al no producir ninguno de los productos que se han
demostrado deletéreos en el humo como el
monóxido de carbono, las micropartículas
sólidas y los carcinógenos, nunca acarreará
las gravísimas consecuencias que provoca
fumar. Afirman, además, que nadie ha
demostrado que sean perjudiciales ni para
quien los consume ni para elentorno, por lo
que las limitaciones que se le imponen son un
clarísimo e injustificado ataque a la libertad
individual.
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos
que permiten imitar el acto de fumar:
mediante el calentamiento de un cóctel de
nicotina, disolventes y aromas se genera un
vapor que simula al humo del tabaco y difunde sustancias químicas en las vías respiratorias. Laproporción de cada uno de los componentes varía de una marca a otra, lo que unido
a su constante evolución tecnológica dificulta
la realización de estudios fiables que valoren
sus efectos.
Es cierto que si una persona reemplazara
totalmente el humo del tabaco por este vapor
se reducirían drásticamente los riesgos y los
daños. También la salud de las personas que
están alrededor se afectaría...