Eclesiásticos

Páginas: 15 (3691 palabras) Publicado: 6 de mayo de 2015
Aequam memento rebus in arduis servare mentem

ECLESIÁSTICOS, MONARCAS Y PROSTITUTAS

Las tardes de domingo en 1890 era algunas veces lóbregas, otras, deslumbrantes; sin
embargo, celebrábase aquella tarde fiesta y el pueblo, vistiendo de llamativas ropas festejaban
en Colonia, Alemania. El rey Guillermo I visitaba la ciudad, y en la catedral las campanas
resonaban con ímpetu, rebotando, danzando,gritando y dejando llevar sus cantos gloriosos a
los recónditos lugares de la ciudad. Dreikönigenglocke en compañía de sus hermanas,
Ursulaglocke y Spreciosa eran agitadas, removidas y golpeadas, a la que éstas respondían con
sonoros repiques, cantos de ángeles e importantes anunciaciones; el innegable fulgor de cada
una, que lucían pulidas y resplandecientes ante los rayos del sol que rebotabanen sus
superficies. Eran objetos de una innegable belleza. Anunciaban además la misa de las diez que
sería pronto y los fieles acercábanse con su humildad, o simple interés.
El obispo Eonorst, venía en compañía de su ilustrísimo el rey Guillermo I, conversaban
y reían con aquella gravedad áspera y gutural característica en los Alemanes de esos tiempos;
Guillermo I era un rey regordete, narizafilada, radiante sonrisa, dientes blancos como perlas y
un pronunciado bigote y exageradas barbas blancas, por su otro lado; Eonorst, era un hombre
ya octogenario, de voz ronca y marchitada por el pasar de los años, aclaraba la garganta, su
semblante envejecido y severo se crispaba en un mohín cuando Guillermo I carcajeaba a los
pilluelos que corrían con gran alegría y se agarraban de las sotanas delobispo en un intento de
no caer. Melenas rubias, castañas y rojizas revoloteaban con una sutil danza entre los
jugueteos de los niños que, con aquella dulzura de sus gestos, risas y actos pueriles animaban
al pueblo. Excepto a Eonorst; éste, con amargura los empujaba dándoles un puntapié discreto,
y los pilluelos corrían frotándose las rodillas. Se conocía que Eonorst aborrecía a los pilluelos. Ynuevamente el pronunciado rey carcajeaba con una risa gutural, peinando con los dedos
gruesos los bigotes exagerados. Ambos caminando por las calles al norte de la catedral, bajo
un celestino cielo, pincelado por borrosas nubes atrevidas que surcaban proveyendo una
exquisita sombra resguardando a algunas personas de los prepotentes rayos del astro mayor.
El aire límpido, fresco y perfumado defrutillas, sembradío de vegetales y los deliciosos
"Brotch" del panadero Agustin –un viejo italiano que emigró hacía más de una década-. Brisas
estivales recorrían entre las casas trayendo consigo el aroma de las flores y jardines, o aquellos
lirios que juntos embriagaban de placer a los transeúntes. Removían las sutiles faldas de las
señoritas y los cabellos de los presentes.
Dentro de la catedralcon gran cautela y misterio, se movía y arrastraba entre la
sacristía el arcediano Gardell frotándose los dedos, con el entrecejo fruncido y sus escasos
cabellos blanquecinos dejaban ver la cabeza pintorreada con algunos lunares esparcidos por
allí. La fisionomía de Gardell delataba un rostro marchito de más de sesenta años e
increíblemente tenía treinta y cinco; sus cabellos, escasos, blancosregados sin orden por su
cabeza, el rostro crispado en una mueca de desagrado, con los labios curvados en un medio
círculo hacia abajo y llenos de pronunciadas arrugas; tenía éste, pues sus mejillas hundidas y
los ojos también; la mirada era profunda, seca como hojas de viejos pergaminos y casi
endemoniada, delatando mil demonios y mil virtudes. Los niños despavoridos corrían de

Ariana Ag―DarrenLindmayr —Regium Community

Aequam memento rebus in arduis servare mentem

tremendo espectro, que no era más que Gardell una mañana de domingo, enfundado en una
sotana y capa negra que cubría de la luz su rostro, dejando solo a la vista una piel pálida,
arrugada y huesuda. Se arrastró balbuceando miles de maldiciones por la sacristía sin dirigirse
a nadie, ¿por qué estaba enojado? ¿Era acaso la...
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