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ENSEÑAME A MORIR

Había una vez unos campos de guerra, enormes y verdes. La verdad eran hermosos, pero la sangre de muchos valientes que fue derramada en éstos, lo convirtió en un infierno. En éstos campos se encontraba un joven, sencillo y de buenos modales. Fiel sobre todas las cosas, siempre firme. Viajaba desde muy lejos sólo para defender a su país, y a su familia. A donde quiera quefuera lo conseguía. Era fuerte. Caminaba un día por el pueblo cuando pasó por una tienda, pero no cualquier tienda; era la tienda del Señor Parnassus. El Señor Parnassus, mejor conocido como el Dios de los aromas, era el perfumista más codiciado del pueblo, pues sus perfumes eran deliciosos. El Señor Parnassus tenía un secreto en la fabricación de estos perfumes, pues quien fuera digno de compraruno de éstos, destaparlos y luego olerlos; quedaba profundamente enamorado del aroma. Su fórmula fabricada de esencias fabulosas y misteriosas, impactaron rápidamente al joven al pasar por la tienda. Se detuvo, miró y siguió caminando. No le interesaba en lo más mínimo tener una buena esencia, el estar todo el tiempo peleando y viajando no le permitía preocuparse de su persona. Llegó a su tiendade campaña y se recostó a dormir. Al día siguiente una emboscada los esperaba a él y a su ejército. Se levantó y tomo su arma y salió a pelear. Fueron horas de intensas guerra, el capitán lo llamó para preparar una trampa a sus enemigos, se acercó y dijo la guerra ya estaba ganada pues uno de sus compañeros ya la había preparado y en menos de 3 minutos ésta ten dría efecto. Así fue. La bombahabía explotado y destrozado la mayor parte de los enemigos que quedaban. Juntos festejaron su triunfo. Francisco, que era el joven del que he hablado, era el mejor amigo de Antonio, y ambos tenían los mismos gustos y objetivos. Se fueron al pueblo y pasaron por la tienda del Señor Parnassus, pero esta vez Antonio convenció a Francisco de entrar. Al entrar había en el mostrador una gran variedad defrascos perfumados que llamaban la atención a quien entrara. La gran belleza que se presentaba aquel día en el mostrador, no era solamente de los deliciosos perfumes, sino de una joven. Sencilla, al igual que Francisco, pero de piel suave y aterciopelada, de tono mucho más claro que la de cualquiera (no era normal que alguien tuviera ese tono en ese pueblo), de cabellos rojizos y labios carnososera imposible que alguien no se fijara en ella. El detalle era más difícil aún, pues cualquiera que se acercara era rechazado. No se le veía nunca paseando por la plaza de la mano de algún muchacho, se entregaba vivamente a su trabajo, que era ayudar al Señor Parnassus en la búsqueda de elementos para fabricación de sus perfumes los fines de semana, y los demás días atendía la tienda por lasmañanas. Por las tardes dedicaba su tiempo a leer libros que sólo ella entendía de que eran. Así que no tenía tiempo para pasear. Su nombre era Esmeralda. Francisco la miró, se acercó al mostrador y pidió que mostrara el perfume que más ventas había tenido en el último mes. Ésta fue al despacho del Señor Parnassus y pidió una pequeña muestra del aroma hipnotizze. Caminó al mostrador, sacó un pañueloy vació en él una gota de la fragancia. Paso el pañuelo por en frente del rostro de Francisco y retiró. Puso el pañuelo sobre una vasija que había en el estante y preguntó -¿Qué la pareció la fragancia?, ¿le gustó?-. Él tomo el pañuelo y lo volvió a pasar diciendo –el aroma que esta fragancia emite, me deja profundamente fuera de este mundo. ¡Es maravillosa!-. Antonio se acercó y pidió a Franciscoque debían retirarse. Francisco se despidió diciendo que regresaría para probar nuevas aromas. Camino a los campos, Antonio dijo a Francisco que podían retirase si así lo quisieran, pues su misión había terminado. Francisco le comentó a Alberto que se quedaría unos días más para explorar los paisajes. No se sabía nada de su familia, por eso se quedaría ahí el tiempo que quisiera, incluso a...