ECONOMIA CARLOS MARX
Quizá convenga comenzar con una precisión. Cuando hablamos tanto de Modernidad como de Posmodernidad, hacemos referencia a dos períodos históricos que cobijan en su seno diferentes discursos reconocibles por un cierto aire de familia, pero cuyas implicaciones etico-políticas pueden resultar antagónicas. A pesar de su común filiaciónmoderna, no es lo mismo Descartes que Spinoza, Kant que Marx, del mismo modo que su carácter posmoderno no disuelve las distancias entre Deleuze y Vattimo, entreNegri y Rawls. De una manera un tanto simplificadora, y acogiéndonos en cierto modo al planteamiento leniniano de <dos culturas en una cultura>, entendemos que todo momento histórico cobija, a menudo, incluso, enredadas en un mismoautor, posiciones teóricas diversas, que pueden dar aliento bien a la defensa del estatus social imperante, bien a su crítica más acerada. Es lo que en otro lugar hemos denominado pensamiento constituido y pensamiento constituyente 2.
Aunque el discurso posmoderno no comience a asentarse como tal hasta entrada la segunda mitad del siglo XX, desde nuestro punto de vista la Modernidad comienza unprofundo proceso de erosión a lo largo del siglo XIX, que se acentuará con la ruptura paradigmática de comienzos del siglo XX. Es en esa ruptura paradigmática, que afecta desde la estética hasta la ciencia, pasando por la filosofía, donde pueden arqueologizarse los rasgos más representativos del discurso posmoderno. Es en ese momento donde la quiebra ontológica y epistemológica se hace más patente, dela mano de las innovaciones científicas que representan la Teoría de la Relatividad, la Mecánica Cuántica o el teorema de incompletitud de Gödel y que, desde una perspectiva estética, tienen su reflejo en la aparición de las vanguardias 3. En el ámbito filosófico, un tema sobresale de manera evidente: la nietzschiana muerte de dios.
Sin embargo, nos interesa subrayar muy especialmente el papel queel materialismo marxiano desempeña en este proceso disolutorio, pues nos atrevemos a reivindicar la potencia del dispositivo marxiano como acontecimiento filosófico central en la disolución del pensar moderno. Quizá sea hora de matizar el papel atribuido a Nietzsche en este proceso. No porque su papel no resulte de gran calado, sino porque algunos de sus topos más reconocibles se encontraban yaen la obra de Marx. Nos referimos, evidentemente, a la muerte de dios y a todos sus efectos ontológicos, epistemológicos y éticos.
El ateísmo es el acontecimiento filosófico central del siglo XIX. Más allá del pendular malditismo de poetas como Blake o Baudelaire, en los que la reivindicación de Satán impide la construcción de un discurso coherentemente ateo, el ateísmo que recorre el siglo XIX,de Feuerbach a Nietzsche, pasando por Marx, es la más eficaz herramienta de disolución de los filosofemas modernos. La muerte de dios, “en el cielo y el infierno”, como puntualiza Nietzsche, abre la puerta a la revisión de los presupuestos ontológicos, epistemológicos, éticos y antropológicos de la Modernidad, que, en muchos casos, no son sino una secularización de los planteamientos teológicosheredados de la Edad Media 4.
En una fecha tan temprana como enero de 1844, Marx escribe al final del primer parágrafo de la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel: “Es decir que, tras la superación del más allá de la verdad, la tarea de la historia es <ahora> establecer laverdad del más acá. Es a una filosofía al servicio de la historia a quien corresponde en primera línea la tarea dedesenmascarar la enajenación de sí mismo en sus formas profanas, después que ha sido desenmascarada la figura santificada de la enajenación del hombre por sí mismo. La crítica del cielo se transforma así en crítica de la tierra, la crítica de la religión en crítica del Derecho, la crítica de la teología en crítica de la política”5. En pocas líneas, Marx establece todo un programa teórico sobre la...
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