Economia

INTRODUCCIÓN

El Servicio Exterior Mexicano es, a decir de su propia ley orgánica, un cuerpo permanente de funcionarios cuya misión específica consiste en representar al Estado Mexicano en el extranjero en concordancia con los principios normativos de Política Exterior que establece nuestra Constitución en su artículo ochenta y nueve.

A él pertenecen los embajadores y cónsules mexicanosacreditados en otros países, así como los representantes permanentes de México ante organismos internacionales, aún cuando muchos de ellos no sean propiamente personal de carrera, es decir que no se prepararon explícitamente para el ejercicio de la diplomacia, ni para la representación de los intereses nacionales más allá de nuestras fronteras.

Aunque esta posibilidad está prevista por diversosartículos de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, el daño causado a la Política Exterior de nuestro país, así como la vulnerabilidad de la que se hace presa a los diplomáticos de carrera mediante el nombramiento de personas ajenas a la carrera diplomática o consular, la hace francamente cuestionable pues, compromete el nombre de México a la vez que vulnera los méritos, antigüedad, capacidad yexperiencia acumuladas por los profesionales en la materia.

En mérito de lo antes dicho, cabe señalar que el presente trabajo busca enaltecer la tarea de los diplomáticos de carrera de nuestro país quienes, pese a haber abonado al fortalecimiento de la soberanía nacional, siguen siendo relegados de los puestos que entrañan indiscutiblemente la más alta representación de México en el contextointernacional, es decir, la titularidad de las Embajadas y Consulados del país, en el extranjero.

Motivado en parte por mi experiencia profesional y por los desatinos que en materia de Política Exterior cometió la administración del Presidente Vicente Fox quien, confió la Secretaría de Relaciones Exteriores a Jorge Castañeda primero y, a Luis Ernesto Derbez después, con fatales consecuencias para lacredibilidad y liderazgo de nuestro país en el concierto internacional, estimé conveniente reivindicar la valía de los diplomáticos mexicanos que lejos de pertenecer a un nicho privilegiado de la burocracia nacional, constituyen una innegable cantera de talentos dispuestos a desplegar sus conocimientos y aptitudes al servicio de México.

Pese a la preparación de los diplomáticos de carrera,muchas de nuestras embajadas y consulados aún permanecen en manos de políticos en desgracia, amigos personales del Presidente u opositores incómodos cuyo instinto de servicio se encuentra poco desarrollado, sin mencionar que su noción y tacto en las relaciones internacionales no pueden ser calificados de altamente satisfactorias, lo que ha ocasionado en no pocas oportunidades un deterioroinvoluntario de la imagen e intereses del país.

Merced a ello, durante noviembre de 2006 surgió al interior del Senado de la República un intenso debate propiciado por las bancadas opositoras a la de Acción Nacional, como consecuencia de la designación de Emilio Goicoechea, como Embajador de México en Canadá.

Hasta antes de esta designación, Emilio Goicoechea Luna, licenciado en administración deempresas por el Tecnológico de Monterrey, de entonces 58 años de edad, se venía desempeñado como secretario particular del Presidente Vicente Fox, cargo en el que cesó una vez terminado el autoproclamado gobierno del cambio.

Amén de la innegable y exacerbada confrontación de fuerzas políticas, agudizada por el proceso electoral del 2006, el Partido de la Revolución Democrática, acompañado de lospartidos integrantes del Frente Amplio Progresista frenó sin más, la designación del ex secretario particular, quien pagó de esta forma el precio de haber pertenecido a la administración encabezada por Vicente Fox Quesada, responsable -a decir de muchos- de alimentar el clima de animadversión y crispación políticas que envuelven al país hasta este día.

Y, aunque finalmente Goicoechea...