Economia
Sólo en ese restringido marco institucional cabe el establecimiento de lo que llamó "sistema de libertad natural", en el que cada uno persigue su propio interés en un proceso competitivo que, a través de la "mano invisible" del mercado, fomenta la división del trabajo y los intercambios voluntarios y desemboca en un mayor bienestar general, porque en esas condiciones la riqueza se crea yla holgura de unos no equivale a la miseria de otros.
Se trata, por tanto, de algo muy lejano de la caricatura usual de Smith y del liberalismo como partidarios de un "capitalismo salvaje" sin freno alguno a su cruel explotación. El economista escocés defiende precisamente los frenos, y por eso aplaude la competencia y condena severamente a los empresarios que, con toda suerte de excusas,arrancan monopolios, subsidios y protecciones varias del poder político, a expensas del pueblo.
En ningún caso apoyó Adam Smith (ni ningún liberal) un sistema totalmente anárquico, sin leyes ni normas. Y en ningún caso creyó que el mercado era perfecto y funcionaba mágica y automáticamente, sin fallos ni interferencias. Con realismo admitió que un comercio plenamente libre era una utopía; sustemores ante los prejuicios e intereses que conspiran contra el mercado libre fueron confirmados a lo largo del tiempo, como se vio con el notable crecimiento del Estado registrado hasta nuestros días, en contraste con la prédica generalizada acerca de los peligros de un supuesto liberalismo hegemónico que no es sino una pura ficción.
Otra caricatura de Adam Smith y del liberalismo es suconsideración del ser humano como frío artefacto asignativo, sólo preocupado por egoístas intereses materiales y desprovisto de ética alguna. A quien más sorprendería esto sería al propio Smith, que fue, como hemos dicho, catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow y cuyo primer libro, que le interesó hasta el fin de sus días, como lo prueban las importantes modificaciones que introdujo ensucesivas ediciones, fue La teoría de los sentimientos morales.
Jamás respaldó Smith el egoísmo y la inmoralidad. Al contrario, subrayó la preocupación de todos los seres humanos por la suerte del prójimo, y explicó cómo ese proceso de "simpatía" da lugar a principios morales y preceptos legales imprescindibles para la convivencia en paz y libertad. La atención al propio interés no esnecesariamente egoísmo, porque es compatible con atender otros intereses, y tampoco es inmoral, puesto que puede cultivarse dentro de límites éticos. La moral, así, opera como freno a nuestra conducta, análogamente a como el mercado limita nuestras aspiraciones y nos fuerza a servir a los demás, a ajustarnos a sus demandas y servirlas si deseamos prosperar.
El pensamiento económico de Adam Smith, portanto, es muy distinto del que vulgarmente se le supone, y difiere también de la ortodoxia económica ulterior, la teoría neoclásica, porque no enfatiza una asignación de recursos técnica a cargo de un homo economicus abstracto sino las condiciones concretas del crecimiento económico, condiciones históricas, institucionales, imperfectas y constreñidas por pautas morales y jurídicas.
Como sucede...
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