economia
En México, el actual modelo económico olvidó atender prioridades como el empleo y el crecimiento al dejar las responsabilidades respecto de la ocupación, el reparto del crédito o incluso en la distribución del ingreso al mercado, pero sus soluciones han producido ritmos mediocres de crecimiento con altos costos sociales. Por eso, hoy las prioridades deberían estar encaminadas a crearmecanismos de formación de acuerdos políticos que lleven a reconstruir el ámbito de las responsabilidades gubernamentales; fijar metas económicas y sociales mejor equilibradas, pues en caso contrario, las insuficiencias eco- nómicas arriesgarían transformarse en inseguridad social y desencanto democrático, en frustración de la población joven, media y vieja, como ya comienza a ocurrir.
Laeconomía mexicana se debilita al situarse sin solución clara de continuidad a mitad de camino entre dos patrones disímiles de desarrollo y dentro de una crisis no resuelta del orden económico internacional. Sin duda, sobrevendrán cambios profundos de carácter global e interno, situación que afectará a toda la organización social, a la distribución del poder económico y del político. No se trata de lasoscilaciones económicas ordinarias, ni podrían paliarse con alteraciones menores de los instrumentos públicos de acción. La tarea cubre mucho más terreno, abarca desde la reconstrucción de las instituciones políticas y económicas, así como las de la seguridad colectiva hasta llevar la consolidación de un pacto social nuevo que no sólo equilibre con mediana equidad a las diversas fuerzas, sino querecupere la capacidad nacional de progresar y de imprimir rostro civilizado a ese proceso. El modelo socioeconómico que se ha tratado de implantar en nuestro país, acota la participación y el debate sustantivos al empobrecer el poder decisorio de gobierno y sociedad. La renuncia al uso del viejo y nuevo instrumental desarrollista se acentúa con la globalización concebida como el proceso de instaurarun orden financiero y productivo supranacional, también más allá de las políticas nacionales. La desconfianza elitista propia y ajena en la democracia, en el gobierno de los hombres, se completa con nuestra fe reverencial en los mercados, como si éstos no fuesen también una imperfecta construcción humana. Por eso se ha recurrido a trasvasar responsabilidades a los mercados y a erigir a los mediosmasivos de comunicación privatizados en poder, capaz de informar pero también de ocultar, falsear o convertir en virtud, desequilibrios sociales y políticas inequitativas de ajuste económico. En México, los resultados están a la vista. El ritmo de crecimiento se ha reducido a la mitad, hecho más volátil y menos sostenible de compararse los períodos 1945-1980 y 1980-2010. El descontento de jóvenesy viejos, va en ascenso. La vulnerabilidad frente a las oscilaciones de la economía internacional queda evidenciada con la década perdida de los ochenta o con las sucesivas crisis de 1987, de 1995, de 2001 y de 2008-2009. En el ámbito de la economía subsisten errores y desequilibrios que al retroalimentarse mantienen postrada a la producción y al empleo o producen recesos repetitivos. La principalfalla de la política macroeconómica nacional reside en haber olvidado a lo largo de más de un cuarto de siglo las prioridades del empleo y del crecimiento, mediante el expediente de transferir tareas gubernamentales políticamente esenciales a los mercados, incluso en materia de asignación de recursos o de garantizar mínimos de protección social a la población. En efecto, las políticas públicasdejaron de asumir responsabilidad directa en la ocupación, en el reparto del crédito o incluso en la distribución del ingreso, dejando esas tareas al funcionamiento de mecanismos incuestionados y supuestamente eficientes del mercado. Quizá se obtuvieron ventajas políticas al desviar a los mercados los reclamos de la sociedad derivados de los ineludibles costos del acomodo al orden económico...
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