economia
OLITICA ECONÓMICA Y EL BIENESTAR
El economista se ha interesado siempre par la política» La mayoría de los
cultivadores ole la ciencia económica han deseado promover lo que ellos consideraban el progreso social. Los grandes maestros como Ádani Srnith, David
Ricardo, John Stuart Mili, Alfredo Marshall, Pigou y Keynes han estado influidos por fuertes motivaciones políticas, y toda teoríaeconómica, por abstracta que parezca, presenta siempre importantes implicaciones para la política. Incluso un análisis teórico tan alejado aparentemente de la realidad concreta como el sistema del equilibrio económico general del Wakas, puede servir tanto de instrumento explicativo como para prescribir una norma económica útil a la sociedad La teoría proporciona, en efecto, un sólido apoyo aicriterio de que una sociedad libre puede y debe alcanzar armónicos y deseables resultados económicos.
Este interés hacía la política ha evitado que la ciencia económica se convirtiera en un compartimiento estanco, completamente alejada de los anhelos
y aspiraciones sociales. Toda teoría científica debe estar, por otra parte, babada
en premisas éticas o políticas derivadas del aspecto no económicode la vida.
Así, por ejemplo, uno no puede defender el pleno empleo o el comercio libre
como fines económicos deseables con razones exclusivamente económicas. Esta
dependencia del mundo exterior ha llevado a aquellos economistas que rechazan todo contacto con lo político o normativo y se interesan sólo por una
economía «pura» a pedir que se evite toda prescripción y a que se limite su•contenido al aspecto analítico o positivo.
Sgún este punto de vista, el papel del economista dentro de la política
•sería exclusivamente el de asesorar al gobernante respecto a los medios más
adecuados para alcanzar ciertos fines específicos e indicar al político las cense»
emendas de diversas acciones alternativas, pero dejando a este último la importante cuestión de los juicios de valor. Por muyatractiva que resulte esta
posición, no me parece sostenible por diversas razones.
JAI
EMILIO DE FIGUEROA
En primer lugar, apenas existe teoría económica alguna que pueda considerarse ideológicamente «neutral)). En efecto, la afirmación o negación de ol>
jetividad otorgada a una teoría económica per se implica ya un juicio de valer.
Así, por ejemplo, el análisis de los ciclos económicosapenas puede concebirse
siquiera como un estudio de las fluctuaciones de «todas» las variables económicas. El teórico debe seleccionar o elegir aquellas que considera más importantes. Una teoría que afirme que la característica esencial del ciclo econó>
mico son las fluctuaciones en la ocupación de la mano de obra dará lugar a
a implicaciones sociales muy distinas que otra teoría que centre suatención.
en las fluctuaciones del crédito bancario. No obstante, ambas teorías pueden.
ser igualmente válidas desde un punto de vista exclusivamente «científico».
El destacar más el aspecto de la ocupación —o por mejor decir, del paro—se debe a la idea de -que existe aquí un problema social de urgente solución,
mientras que el subrayar los factores monetarios puede crear una impresión-.
muydiferente, como sucedió durante el sigío XIX. Eí único modo de analizar,
en una forma verdaderamente neutral, los ciclos económicos es considerando
«todos» los tactores que participan en los mismos; pero semejante procedí*
miento sería poco 'útñ desde el punto de vista analítico.
En segundo lugar, la mera selección por el investigador de problemas económicos implica juicios de valor. A pesar delaumento de los fondos para la
investigación, éstos siguen siendo muy limitados» En consecuencia, la aeíivi*
dad investigadora tiene ante sí un problema de selección, y el modo en. quese distribuya entre, por ejemplo, las cuestiones del desarrollo económico, íes
ciclos o la estructura del mercado» afectará a la atención política con que estas" >
materias serán tratadas en el futuro. Aun...
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