Ecuador: sublevación policial.
Hablamos de supuesto porque en ningún momento los militares tomaron las calles y se sumaron a la protestaque estaban llevado a cabo la Policía Nacional ecuatoriana, en reclamo a las nuevas medidas adoptadas por el Ejecutivo que aumentaba de cinco a siete años el período para ser ascendido de rango y unadisminución de su salario; entre otras cosas. Tampoco podría decirse que a la par de esta iniciativa había movilizaciones de carácter masivo y popular en contra de Correa. Es cierto, la gente comenzó amovilizarse, en su mayoría para defenderlo, pero después que Correa tragase gas lacrimógeno y montase el show en el Hospital Metropolitano de Quitó, en donde gritó a todo pulmón con el carisma que lecaracteriza “¡si me quieren matar, mátenme que aquí estoy”, ante más de un centenar de policías armados que no desenfundaron sus armas, ni siquiera para intimidarlo, en un gesto que en el fondodemuestra que la intención de estos oficiales no era “derrocarlo”.
Tampoco el alto mando militar le dio la espalda, al contrario. El Ministro de Defensa de ese país manifestó su apoyo al Jefe de Estado,al igual que lo hizo la Asamblea Nacional de ese país, precisamente dos de los organismos que darían lugar a un golpe de estado.
Lo del jueves fue más una sublevación policial que el golpe quetitulan todos los diarios del mundo. Hubo riesgo de que se alterara el orden institucional de Ecuador; un riesgo inminente e incuestionable, pero lo de ese día fue en realidad un aviso para Correa de los...
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