Ecumenismo y Diálogo Interreligioso a partir de la experiencia de Aparecida.

Ecumenismo y Diálogo Interreligioso a partir de la experiencia de Aparecida.


“Avanzar en el diálogo ecuménico, para que todos seamos uno, como también en el diálogo interreligioso” (Mensaje final)

Me permito estas líneas, presentadas con sencillez de quien ha renovado su catolicidad desde la búsqueda dialogante de caminos compartidos. En la subjetividad de esta breve reflexión,intencionadamente he querido situar el título desde la experiencia, pues asumiendo que en cuanto tal es intransferible, mucho de lo vivido en la V Conferencia se transparentó en el documento conclusivo y quiero creer que la acción del Espíritu que fue orientando los procesos de reflexión y discernimiento vividos ahí, puede también abrirnos a la posibilidad de pastorales renovadas que nos permitan asumirla diversidad religiosa como una riqueza y una oportunidad para vivir con mayor plenitud el misterio insondable de Cristo que no se agota en ninguna concreción histórica.
¿Con qué nos encontramos en la Conferencia?
Aparecida contó con la participación de seis observadores de tradición evangélica, un ortodoxo y un representante del judaísmo, signo muy alentador, en continuidad con la prácticainiciada en el Vaticano II y asumida por las posteriores Conferencias Episcopales; sin embargo, los primeros días hubo una situación que provocó algún nivel de tención y que si bien pudo haber generado alguna crisis en este campo, a contra corriente, colaboró para el reposicionamiento del tema ecuménico, me refiero a las expresiones que varios presidentes de conferencias episcopales nacionalesusaron para explicar la migración de católicos a otros grupos religiosos, tales como: “proselitismo agresivo y estratégicamente bien planeado de las así llamadas denominaciones evangélicas”, “éxodo de tantos católicos que se van a las sectas”, “presencia agresiva de muchos grupos religiosos”, “las denominaciones evangélicas pentecostales ocuparán rápidamente los espacios y no siempre para el bien delas personas”…, pues bien, esto motivó la reacción de varios asistentes e inclusive la petición formal de un obispo para que desde la presidencia se pidiera hacer uso de un lenguaje acorde al respeto que merecían los hermanos y hermana invitados. Providencialmente, más que el incidente pesó la inmediata reacción que provocó, lo que sumado al innegable clima de sencillez, apertura y hermandadvivido al interior del encuentro, fue facilitando que todas las personas presentes, incluidos los observadores, pudieran expresarse con libertad y aportar desde sus singulares miradas y experiencias de fe. También cabe recordar que durante el desarrollo de la Conferencia se celebró la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que sin duda ratificó en varios de nosotros la convicciónexpresada en el Concilio, de que la conversión del corazón unida a la oración, son el alma de todo el movimiento ecuménico (Cf. U.R. 8). Por último, la presencia cercana, comprometida, honesta y abierta de los observadores, calaron hondo en un número significativo de los presentes.
¿Qué frutos se lograron?
Creo que entre las cosas más destacables fue la notoria evolución, al menos en las expresionesusadas en Aparecida, a si por ejemplo, de sectas se pasó a hablar de otros grupos religiosos, cuando no iglesias y comunidades eclesiales. De hecho en el documento conclusivo se expresa que: “La relación con los hermanos y hermanas bautizados de otras iglesias…es un camino irrenunciable para el discípulo misionero” (Nº 227), Así mismo, es importante resaltar que ecumenismo y diálogointerreligioso, han quedado temáticamente señalados en el capítulo 5, enunciados como lugares de comunión para los y las discípulos y discípulas misioneros en la Iglesia. Ciertamente, este es un derrotero que nos tiene que interpelar y motivar a profundizar en el sentido que deben tener las relaciones con otros y otras cristianos, así como con quienes buscan y aman a Dios desde categorías distintas a...