Editorial Por Masacre
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Toto: un parteaguas para el país
La tragedia de las ocho muertes del 4 de octubre de 2012 a manos del ejército en Totonicapán, que no puede quedar en la impunidad, tiene que ser elinicio del fin de la presencia de los militares en las calles y el inicio de una revisión del modelo de desarrollo nacional.
Plaza Pública Martes, 9 Octubre, 2012 - 16:07
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El MP debe llevar a los responsables de estas muertes ante un juez, el Gobierno tiene que dar un giro brusco en su estrategia de seguridad de responder con militares para resolver conflictos sociales y elsector empresarial debe dejar de criminalizar a las protestas. Suscribimos a los sacerdotes de la zona pastoral de Totonicapán cuando recuerdan el meollo del país: sólo con justicia social habrá paz en Guatemala.
Que soldados dispararan contra manifestantes fue un delito que no fue planificado pero tampoco fue fortuito. No fue planificado porque estaban en medio de un diálogo, pero debe aclararsequién ordenó disparar y debe recordarse que la administración actual apostó por una estrategia de multiplicar la presencia de militares a las calles para disuadir a ciudadanos; apuesta inefectiva, arriesgada y, a la luz de lo ocurrido en Totonicapán, letal. Las declaraciones públicas del presidente Pérez Molina y de los ministros Mauricio López Bonilla, de Gobernación; Ulises Anzueto, de Defensa;y Harold Caballeros, de Relaciones Exteriores, han sido una ofensa a la dignidad de las víctimas. Que no llevaban armas las fuerzas de seguridad, que se mataron entre los mismos manifestantes, que dispararon al aire, que las fotos no los contradicen, que el problema no son los asesinatos sino el bloqueo de la carretera. La peor es la repudiable frase que hizo el canciller Caballeros: "Reconozcocon dolor que en ciertas latitudes ocho muertos es una cosa muy grande, y aunque suena muy mal decirlo, a diario tenemos el doble de muertos. Por eso, considero que no es una llamada de atención tan grande?. Sin llegar a ese extremo, pero en una línea de pensamiento sorprendente ante esta tragedia, las cámaras empresariales han demandado al Ministerio Público no la investigación de los asesinatospara que no queden en la impunidad, sino la investigación de los líderes de la protesta. Esto responde a una visión de considerar como criminales a quienes manifiestan su descontento con el modelo económico excluyente del país. Con mayor tino, el G-4 ?conformado por la Iglesia católica, la Alianza Evangélica, la USAC y el Procurador de Derechos Humanosy los sacerdotes de la zona pastoral deTotonicapán han puesto la atención en que no debe quedarse en la impunidad esta matanza. ?Denunciamos la responsabilidad del
gobierno en esta masacre por enfrentar una manifestación ciudadana con soldados armados. Este es el fondo de la cuestión. Y prevenimos que no se vaya a culpar solamente a personas particulares como un agente de seguridad o soldados en lo individual que resulten siendo chivosexpiatorios para excusar al gobierno de la progresiva militarización a la que se está llevando al país. Y pedimos a nuestras autoridades políticas y judiciales que sean honradas y valientes al descubrir y castigar como es debido a los culpables. El pueblo lo necesita y lo está pidiendo a gritos?, afirmaron los sacerdotes de Totonicapán en un comunicado el sábado 6 de octubre. Esta tragedia necesitade la justicia para empezar a sanar. Necesita de una reflexión de todos como sociedad para que no vuelva a ocurrir en las centenares de manifestaciones de descontento social que vendrán en los próximos años y décadas hasta que no se revise el modelo de desarrollo del país. Y el gobierno necesita recular y cambiar la estrategia de respuesta ante esta tragedia. Tras una seguidilla de declaraciones...
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