editorial

Editorial
Parece que el tiempo avanza y la historia de Colombia no cambia. Aproximadamente hace un siglo y cuatro años se celebraron las primeras elecciones populares indirectas, cuyo propósito fueel mismo que el del sufragio acontecido en días pasados: posicionar a un candidato en una silla del congreso dándole relevancia al beneficio personal que desde allí nos puedan generar y olvidando elcompromiso social que adquirimos como colombianos; no obstante, parece que la única diferencia entre lo ocurrido aquel día de 1810 y el 9 de marzo del año en curso es que en la primera fecha seincluían al tiempo las elecciones presidenciales, además se nombraban a los miembros del consejo del reino (de la corona española) y los únicos sufragantes eran hombres. Siempre hemos elegido lo mismo de lomismo, probablemente ocurra debido a que en plena época de globalización aún no somos conscientes de la importancia de nuestras decisiones para el futuro de la nación.
Infortunadamente nuestrosvotos en las urnas se venden como mercancía, de esa que en teoría se da a cambio de nada pero en la práctica, tiene grandes repercusiones para nosotros mismos, y si no se venden la balanza se inclinahacía una abstención, ya que para muchos resulta ser la única opción ante la nula posibilidad de encontrar un candidato que en sus propuestas y perfil profesional y judicial, cumpla con las expectativasde marcar la diferencia y ejecutar políticas públicas que consigan alcanzar un país en el que sus índices de calidad de vida y desarrollo muestre cifras reales, y no unos valores manipulados por losmismos que hoy nos envuelven en una telaraña de un estado de fantasía.
“Si pasa en Colombia, pasa en Boyacá, pasa en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia” en donde cesamos actividadesacadémicas y administrativas exigiendo una democracia que ni los mismos estudiantes validamos acercándonos a ejercer nuestro derecho a elegir y ser elegidos y que además, debería convertirse en un...