EDITORIALES
El nuevo escándalo de esta entidad apunta a manejos muy turbios, propios del crimen organizado.
Por más revuelo que haya provocado la noticia de la captura de siete directivos de la Fifa este miércoles por la mañana, en un hotel de Zúrich (Suiza), por pedido de la justicia de Estados Unidos, puede afirmarse que los detalles que han trascendido de la causacriminal que la motivó no generaron mayor sorpresa.
Cualquiera que estuviera al tanto de la actualidad futbolera bien podía sospechar que algo olía a podrido en el seno del ente rector del fútbol mundial. La muy turbia manera como se escogieron las sedes de las dos próximas copas del mundo es el más reciente de numerosos escándalos en torno a esta entidad. La misma a la que algunos, empezando porquienes la lideran, consideraron intocable, confiados en que gestionar la pasión de millones de personas era sinónimo de un peculiar fuero. Así labraron zonas grises, blindadas del escrutinio de gobiernos y particulares, para que germinara su emporio. Todo, gracias al poder político que ostentan y que se renueva y robustece cada vez que el planeta se paraliza para seguir durante noventa minutos unbalón, sea en la final de un mundial o de una Liga de Campeones, entre otros eventos que cautivan la atención de aficionados rasos que solo tienen acceso a la cara amable de un deporte que hoy es, ante todo, un multimillonario negocio: entre el 2011 y el 2014, la Fifa contabilizó ingresos por más de 5.700 millones de dólares.
Lo ocurrido ayer, pues, es trascendental, ya que todo apunta a que enlos estrados del país del norte se comprobará pronto que el manejo de muchos de los recursos que mueve el balompié se hace bajo unas lógicas y unas reglas más parecidas a las del crimen organizado que a las de empresas reconocidas por sus buenas prácticas de gobierno corporativo.
Y es que la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, ha dejado claro no solo que este es apenas el comienzo,sino que se ha referido al caso y a sus protagonistas en los mismos términos que salen a flote cada vez que es desvertebrada una organización mafiosa de alcance mundial.
Fundamental, también, resaltar que la olla ha sido destapada por la justicia de un país donde el fútbol se vive de una manera muy distinta a la del resto del planeta. En esa medida, la amenaza del destierro de sus selecciones de lascompeticiones internacionales no fue factor disuasorio, como sí lo ha sido en otros casos. Gracias a ello, quienes en la Fifa han jugado sucio se dieron cuenta, súbitamente, cuando los policías suizos irrumpieron en sus habitaciones, de que la inmunidad bajo la cual se cobijaron no era absoluta.
Por ahora, se esperan muchas más revelaciones que pueden incluso tocar temas como el de las mafiasque inciden sobre el resultado de los partidos. De ahí la posibilidad de que la principal consecuencia del escándalo sea que a millones de hinchas se les dificulte volver a ver el juego con los ojos del niño que se enamoró de él.
Tal elemento, ese “regreso semanal a la infancia”, como lo ha llamado el mexicano Juan Villoro, explica en gran parte por qué este es el deporte rey. Por eso, porque haytanto en juego, lo mínimo que se espera es que desde lo más alto del balompié se dé un timonazo y se demuestre, con actos, un sincero propósito de enmienda. Un buen primer paso debería ser ponerle punto final a la era de Joseph Blatter, en las elecciones de este viernes.
Editorial: La ciudad de los perros
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