Eduardo Wilde Y El Humor.
Por Guillermo R. Gagliardi.
1. Me impresióna la muestra efervescente de ironía, sorna, escepticismo de que hace gala el especialhumor de EDUARDO WILDE (1844-1913).
Y también la calidez de sus imágenes de ternura, de pintura de la niñez y la juventud.
Escritor dotado de sublimes virtudes literarias, de personalidad marcadapara subrayar diferencias ideológicas, denunciar errores legales y/o lógicos, y defectos literarios y filosóficos.
Encantan sus artículos de costumbres, la gracia y travesura de sus esbozos detemas populares, la erudición equilibrada y las observaciones psicológicas de sus viajes, desencantados y hasta pesimistas, ‘anti-turísticos’.
Sus cartas sobresalen en ingenio, risa, chispa crítica.Como periodista político, agudísimo, temible, agresivo en su nobleza.
Como toda su sobresaliente generación, la del 80, Wilde se desplegó en múltiples actividades, fragmentariamente, aunque sí,en todas desenvolvió en cuanto pudo su genio científico, artístico, político. Y principalmente, muéstrasenos humanísimo.
Genera en nosotros natural y ardorosa admiración y franca necesidad dedivulgar sus estupendos escritos, su originalidad de temperamento y estilo.
Hoy parece, como tantos otros, tan ignorado, nada leído.
Pero encarna un paradigma en nuestra Historia, un modo deInteligencia genuinamente nuestra, argentina.
2. Escribe en un trabajo sobre la muerte de los Ídolos en relación con el progreso de la civilización, de 1873, recogido en el volumen VIII de sus “ObrasCompletas”: “Artículos de carácter político”:
“conservemos nuestra personalidad y no rompamos lanzas sino por nosotros mismos o por los principios”.
· En el no menos jugoso volumen X de sus Obras:“Cosas mías y ajenas”, encontramos joyas de su pensamiento. Así, p. ej., en sus “Reflexiones” desde La Haya, 1902:
“Los hombres son en su mayor parte holandeses. Deben haber sido hechos por Dios...
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