¿Educación superior?

¿EDUCACIÓN SUPERIOR?
CARLOS ALBERTO SOTO
El esfuerzo por lograr un significado unívoco y discriminar un adecuado entendimiento conceptual de la educación, sea como una exigencia de la sociedad, del individuo o de la condición humana, ha sido constante y ha consumido ríos de tinta que han usado pensadores de todos los niveles, épocas y tendencias. Así pues, la tarea que me he propuesto alescribir este artículo, me enfrenta a una disyuntiva, -que en mi caso, es de fácil resolución: o podría ser un ejercicio teórico, de erudición repetitiva que asume identidad con alguno o algunos de quienes han publicado a lo largo de los tiempos su pensamiento, citándolo/s profusamente, o podría ser un discurrir de mí pensamiento, como un producto procesado y asimilado como propio de todo lo que heleído y he vivido. Esta segunda es la opción por la que me he decidido, que por otra parte es la que acostumbro en todos mis escritos.
Partiendo de lo general a lo particular, lo he concebido en partes: Primera: ¿EDUCACIÓN?; Segunda: ¿FORMACIÓN?; Tercera: ¿EDUCAR O FORMAR?; Cuarta: FORMACIÓN SUPERIOR. En cada una de ellas, planteo algunos supuestos concebidos como aproximaciones instrumentalesde reflexión, a manera de mecanismo para suscitar ecos en los lectores, quienes habrán de discernir si aceptarlas o no.
¿EDUCACIÓN?
1) La Educación, uniforma.
Todos hemos escuchado exaltar al niño/a x ó y, porque es muy “educadito” y hemos encontrado que se trata de algún niño/a ejemplarmente sumiso y obediente, dedicado en cuerpo y alma a memorizar y repetir oral o conductualmente loaprendido, incapaz de expresar un pensamiento no autorizado, inhábil para ser él mismo. Un modelo de producto “educado”, con el que según el criterio adulto, había que uniformizarse.
La educación como un hecho escolarizado institucionalmente, es la puerta de acceso a todas las instituciones y por tal motivo adapta a los individuos para deslizarse con fluidez uniforme, de una a otra, con el mayorgrado de eficacia y el menor grado de fricciones.
La “educación” así concebida, predispone para aceptar que toda la actividad humana se desenvuelva uniformemente, sin disonancias, dentro de los límites fijados por las instituciones y según las reglas del juego impuestas, sin importar mucho las opiniones individuales disidentes ya que opinar no es aceptado sino en tanto es una variante permisiblepor quienes condicionan toda conducta posible a su utilidad para el funcionamiento institucional.
Todo tiene validez y es aceptable cuando no contradice o cuestiona; siendo que las instituciones tienen por misión la administración de los valores humanos que han de difundir, dentro de los límites convenientes para su existencia y seguridad.
Se nos uniformiza, deshumanizándonos alinstitucionalizarnos. A partir de la educación-institución se nos habilita para liberarnos de culpa al no asumir responsabilidades con nosotros mismos y con los demás, para optar por la comodidad de uniformarse en las instituciones que la sociedad impone.
Se nos “educa” para ser semejantes, entonces los desiguales, los desemejantes a lo que la sociedad puede considerar “normal” o “correcto” o “instituido”,no son “aceptables”. Tristemente, la conciencia del “distinto” está ligada íntimamente con la del “normal”. Se es distinto, porque otros creen ser normales y, más aún, porque se empeñan en que todos lo creamos así.
La sociedad humana nos “educa” clavando y crucificando, cada día, a los seres humanos en categorías: la primera que nos marca a sangre y fuego, el “educado” y el “no educado”, apartir de esa, con el paso del tiempo, las etiquetas se van multiplicando: indio, negro, homosexual, mujer, gordo, pobre, y tantas cuantas más nociones totalizadoras que obligan a sentirnos y a sentirlos “normales” o “diferentes”.
Se nos educa para la “normalidad”, para la “uniformidad”, aquello que no perturba la tranquilidad insensible y sumisa de lo estatuido. Nos educan “uniformizándonos”...