Educación
Fernando Savater es un filósofo español con la rara, pero conveniente virtud de escribir para ser entendido por todos. Su libro El valor de educar tendría que ser unode los ejemplares que cualquier maestro o maestra debería tener a la mano, si se diera el caso de que luego de naufragar se viera en la obligación de permanecer por algunos meses o años en una isladesierta.
Para seguir con el supuesto naufragio, es posible que una primera lectura causara la más agradable de las sorpresas. Sencillez, claridad, buen juicio y un fino, finísimo y agudo sentido delhumor son la divisa de este estudioso.
Más allá de una lectura fluida de la obra, en la que se reflexiona sobre la reproducción de los saberes colectivos, las dificultades, las certezas y lasincertidumbres que coexisten con el acto educativo, quien la lee encuentra respuesta a las propias dudas, soporte a los argumentos intuidos, defensa inteligente del quehacer cotidiano de quien dedica su vidaa la enseñanza.
El o la maestra abandonados en la isla tropical, pero convenientemente equipados con El valor de educar, estarían acompañados por alguien que cuestiona y diseca las ideasprejuiciosas y carentes de fundamento que se tienen sobre la educación. Asimismo, estarían en posibilidad de ver cómo saca a flote esas reflexiones que, sobre el oficio de enseñar, debieron haber sido hechasantes y siempre, pero que por una causa u otra han quedado pendientes.
Savater no pretende suplantar al maestro, se asume en todo caso como "maestro de segunda". Sin reclamar para sí un papelprotagónico, comparte los compromisos de la tarea que va siendo hecha, no en las aulas, sino a través de los libros. Lo que sí hace, es ponerse en el mismo bando de quienes tienen a su cargo la construcción delos hombres y mujeres de nuestro tiempo.
La lectura de El valor de educar tiene varias recompensas: una de ellas, quizá la más importante, es ganar para profesores y profesoras una visión...
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