Educacion para la libertad y el compromiso
Páginas: 8 (1803 palabras)
Publicado: 27 de octubre de 2010
EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD Y EL COMPROMISO
En esta comunicación se insta a los responsables de la transmisión educativa y cultural al fomento de la libertad y el compromiso con el fin de promover en los jóvenes una cada vez más consciente, auténtica y leal respuesta a su proyecto vital.
De los comentarios a la escena del joven rico que Juan Pablo II hace en el primer capítulo dela encíclica Veritatis splendor, se desprenden como dos momentos en el proceso vocacional de cada cristiano: uno, cuyo requerimiento viene concretado en la respuesta de Cristo “cumple mis mandamientos” y otro segundo en el que se especifica aún más esa llamada.
Parece obvio señalar que el progreso actual, en la que tantos avances se producen, está provocando una visión de la realidadcada vez más fugaz y cambiante. Esta cultura superficial e inconstante[1] dificulta –en algunos casos- que sean oídas las llamadas a realizar un proyecto vital coherente y teleológico y -en otros- provoca que, una respuesta de entrega generosa a un ideal, se agoste fácilmente con el transcurrir del tiempo.
Considero urgente que, quienes se dedican a misiones educativas y de transmisióncultural reflexionen, elaboren mensajes y promuevan en nuestra sociedad el valor de una libertad auténtica unida siempre al compromiso.
A lo largo de estas páginas pretendo poner en relación el diálogo que mantiene Cristo con los judíos y narrado en el capítulo VIII del Evangelio de Juan, con las reflexiones que, respecto a la llamada a realizar un proyecto vital personal, ofrece la EncíclicaVeritatis Splendor en su primer capítulo. De la combinación de ambos textos pienso que se puede desprender el auténtico sentido, y la grandeza de esa libertad que Cristo nos ha ganado.
Quienes se dedican a la formación y transmisión de una cultura cristiana han de tener siempre presente que el destino de la libertad es Cristo. Él es “Camino, Verdad y Vida”[2] y como “Primogénito entre muchoshermanos”[3], Imagen visible de Dios invisible[4] es modelo que se nos propone para alcanzar la realización personal.
Todo cristiano en un momento u otro de su vida, más fácilmente si toma la iniciativa de buscarle, acaba encontrándose con Cristo en su camino. Ante ese momento -muchas veces imprevisto- es lógico que nos planteemos lo mismo que, de un modo u otro, le preguntaron aquellos que seencontraron con Él: “¿Qué he de hacer de bueno para ganar la Vida Eterna?”[5] La respuesta inicial a esta pregunta es similar en todos los casos: “cumple los mandamientos”.[6]
El camino del seguimiento de Cristo pasa por una primera concreción que consiste en el cumplimiento de los preceptos del Decálogo. Cristo no ha venido a abolir la Ley, si no a darle su cumplimiento.[7]
El vivircabalmente de acuerdo con ese “manual de instrucciones” es el itinerario que conduce a la Verdad que libera. Cristo revela la novedad de este mensaje cuando nos dice: “Si cumplís mis mandamientos seréis en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres... Y más adelante añade, todo el que comete pecado es siervo del pecado”.[8]
El secreto, pues, para entender el hondosentido de la libertad está en autodeterminarnos a vivir de acuerdo con esos preceptos, pero no como esclavos, sino como hijos[9] que, al modo de Cristo, comprenden que su alimento es hacer la voluntad del Padre que le ha enviado y llevar adelante su obra.
Esta misión a la que estamos todos llamados puede concretarse aún más. Juan Pablo II se detiene a distinguir ese doble momento de lallamada. El primero es común a todos los hombres, irrenunciable para alcanzar la plenitud personal. En el segundo se nos invita a la donación personal, a un seguimiento que supone una permanente actualización de la libertad personal. Jesús indica al joven los mandamientos como la primera condición irrenunciable para conseguir la vida eterna; el abandono de todo lo que el joven posee y el seguimiento...
En esta comunicación se insta a los responsables de la transmisión educativa y cultural al fomento de la libertad y el compromiso con el fin de promover en los jóvenes una cada vez más consciente, auténtica y leal respuesta a su proyecto vital.
De los comentarios a la escena del joven rico que Juan Pablo II hace en el primer capítulo dela encíclica Veritatis splendor, se desprenden como dos momentos en el proceso vocacional de cada cristiano: uno, cuyo requerimiento viene concretado en la respuesta de Cristo “cumple mis mandamientos” y otro segundo en el que se especifica aún más esa llamada.
Parece obvio señalar que el progreso actual, en la que tantos avances se producen, está provocando una visión de la realidadcada vez más fugaz y cambiante. Esta cultura superficial e inconstante[1] dificulta –en algunos casos- que sean oídas las llamadas a realizar un proyecto vital coherente y teleológico y -en otros- provoca que, una respuesta de entrega generosa a un ideal, se agoste fácilmente con el transcurrir del tiempo.
Considero urgente que, quienes se dedican a misiones educativas y de transmisióncultural reflexionen, elaboren mensajes y promuevan en nuestra sociedad el valor de una libertad auténtica unida siempre al compromiso.
A lo largo de estas páginas pretendo poner en relación el diálogo que mantiene Cristo con los judíos y narrado en el capítulo VIII del Evangelio de Juan, con las reflexiones que, respecto a la llamada a realizar un proyecto vital personal, ofrece la EncíclicaVeritatis Splendor en su primer capítulo. De la combinación de ambos textos pienso que se puede desprender el auténtico sentido, y la grandeza de esa libertad que Cristo nos ha ganado.
Quienes se dedican a la formación y transmisión de una cultura cristiana han de tener siempre presente que el destino de la libertad es Cristo. Él es “Camino, Verdad y Vida”[2] y como “Primogénito entre muchoshermanos”[3], Imagen visible de Dios invisible[4] es modelo que se nos propone para alcanzar la realización personal.
Todo cristiano en un momento u otro de su vida, más fácilmente si toma la iniciativa de buscarle, acaba encontrándose con Cristo en su camino. Ante ese momento -muchas veces imprevisto- es lógico que nos planteemos lo mismo que, de un modo u otro, le preguntaron aquellos que seencontraron con Él: “¿Qué he de hacer de bueno para ganar la Vida Eterna?”[5] La respuesta inicial a esta pregunta es similar en todos los casos: “cumple los mandamientos”.[6]
El camino del seguimiento de Cristo pasa por una primera concreción que consiste en el cumplimiento de los preceptos del Decálogo. Cristo no ha venido a abolir la Ley, si no a darle su cumplimiento.[7]
El vivircabalmente de acuerdo con ese “manual de instrucciones” es el itinerario que conduce a la Verdad que libera. Cristo revela la novedad de este mensaje cuando nos dice: “Si cumplís mis mandamientos seréis en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres... Y más adelante añade, todo el que comete pecado es siervo del pecado”.[8]
El secreto, pues, para entender el hondosentido de la libertad está en autodeterminarnos a vivir de acuerdo con esos preceptos, pero no como esclavos, sino como hijos[9] que, al modo de Cristo, comprenden que su alimento es hacer la voluntad del Padre que le ha enviado y llevar adelante su obra.
Esta misión a la que estamos todos llamados puede concretarse aún más. Juan Pablo II se detiene a distinguir ese doble momento de lallamada. El primero es común a todos los hombres, irrenunciable para alcanzar la plenitud personal. En el segundo se nos invita a la donación personal, a un seguimiento que supone una permanente actualización de la libertad personal. Jesús indica al joven los mandamientos como la primera condición irrenunciable para conseguir la vida eterna; el abandono de todo lo que el joven posee y el seguimiento...
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