Educacion popular y educacion formal
LA EDUCACIÓN POPULAR HOY Y SU CONCRECIÓN EN NUESTRAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS FORMALES Y NO FORMALES XXXII Congreso Internacional Antigua, Guatemala, 22 al 27 de septiembre de 2001 – Ponencia –
EDUCACIÓN POPULAR Y EDUCACIÓN FORMAL
Antonio Pérez Esclarín Fe y Alegría - Venezuela Quisieracomenzar mis reflexiones sobre Educación Popular y Educación Formal con un ferviente llamado al coraje, la ilusión y la creatividad. Sobre todo en estos tiempos en que se está poniendo de moda el desencanto y la desesperanza; en que el pragmatismo más ramplón está acabando con los ideales y los sueños, y el egoísmo e individualismo están siendo considerados como valores esenciales. Tiempos deglobalización neoliberal en que las soluciones macroeconómicas están ocasionando una macropobreza, y miles de millones de personas, los excluidos del festín, ven cómo se aleja la posibilidad de una existencia digna. De pobres y marginados pasaron a excluidos, a desechables, a poblaciones sobrantes. Al no tener trabajo, no cuentan ni siquiera con el privilegio de ser explotados: simplemente no son, su delitoes existir. Tiempos en que se pretende reducir la vida, la tarea y apasionante aventura de la vida, a una mezcla de teleconsumo: televisión y compras. En la actual vorágine del cambio continuo y de una productividad abocada no a satisfacer las necesidades esenciales de las mayorías, sino los caprichos de la minoría que puede pagarlos, el mercado crea permanentemente nuevos productos y la publicidadse encarga de seducirnos para convencernos de que los necesitamos. De ahí que el consumismo nos consume y todos terminamos comprando ya no lo que necesitamos, sino lo que el mercado necesita que compremos. Gastamos el dinero que no tenemos adquiriendo los objetos que no necesitamos. El consumismo es como las drogas –no en vano hoy se habla de compradores compulsivos, de adicción a las compras;cuanto más tiene uno, más necesita tener. Todos necesitamos llenarnos de cosas, de crecer hacia fuera, para tapar el cada vez mayor enanismo de nuestra vida interior y de nuestra creciente soledad. Nos comunicamos por internet, chateamos con desconocidos en el otro extremo del planeta, pero somos incapaces de hablar con nuestros vecinos. Se nos ha vuelto imprescindible el teléfono celular o móvil,pero cada día nos comunicamos menos con nuestros hijos. ¿No se han fijado que la revolución de las comunicaciones es para conversar con los que están lejos, y que cada día nos comunicamos menos y más superficialmente con los que tenemos a nuestro lado? Intoxicados de una información que se nos ofrece inabarcable y fragmentada, que cambia antes de que seamos capaces de procesarla y convertirla enconocimiento –las últimas noticias son las únicas noticias, somos unos pobres y desorientados náufragos, más que seguros navegantes en el agitado océano de internet. En un mundo de supuestos especialistas y expertos, cada día se aleja más y más de nosotros la verdadera sabiduría, que no consiste en conocer los hechos, sino en ver a través de ellos, más allá de las apariencias y de las explicacionesque corren por la calle. Por ello, hacemos nuestra la
inquietud y doliente queja del poeta Elliot: “¿A dónde fue la sabiduría que perdimos con el conocimiento, a dónde fue el conocimiento que perdimos con la información?” Es el mundo patas arriba, en expresión afortunada de Eduardo Galeano (1998): los carros manejan a las personas, las computadoras programan nuestras vidas, las cadenas de oroy los zapatos y ropas de marca tasan el valor de las personas, y el televisor es con mucho el personaje más importante de la casa, y el que termina educando a nuestros hijos (se calcula que, en América Latina, los niños de los barrios pasan el doble de horas frente al televisor que en la escuela). ¿Qué se puede esperar de una generación que crece pegada al televisor? La televisión es la ventana...
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