educacion
FRANCISCO ALTAREJOS
The division between theory and practice is one of the consequences of
Rousseau's heritage. In Educational Knowledge, it falls into the notion
of finality, which is conceived mentally from the perspective of the
result's principle. Thus, the oposition is reduplicated, confronting
finality and freedom. Dilemma can be surpassed with aPolo's freedom
enlargement in his trascendental anthropology, setting up as well the
posibility of human unrestricted improvement.
1. Teoría y práctica: la disyuntiva pedagógica.
La separación entre teoría y práctica educativas es más que un tema un objeto de estudio, todo lo importante que se quiera; es el nombre certero y apropiado para la posible fuente de todas las dificultades y problemaspedagógicos. W. Carr ha descrito las manifestaciones de tal desconexión radical y concluye en un balance que recuerda –en más de un sentido– el aforismo kantiano: “intuiciones sin conceptos, son ciegas; conceptos sin intuiciones son vacíos”. Similarmente puede decirse respecto de la educación: práctica sin teoría, es ciega; y teoría sin práctica, es vacía.
Sin embargo, el desarrollo del sabereducativo ha obviado esta dicotomía, al menos en los últimos siglos, siguiendo la senda abierta por Rousseau. Su Emilio es el mejor ejemplo de la teoría vacía, esto es, sin relación con una práctica educativa. Esta vacuidad no responde sólo ni principalmente a la ausencia de dedicación pedagógica en Rousseau. G. Kerschensteiner consideraba el abandono de sus hijos en la inclusa como motivo sobradopara prescindir de toda la doctrina pedagógica del Emilio. Posteriormente, Rousseau va a arrepentirse de tal acción inhumana con sentidas palabras en las Confesiones; e incluso va a atreverse a reprochar a sus críticos que no le hayan reprochado tal abandono y sí otras cosas menos importantes... Pero no se arrepiente de haber escrito el Emilio. Es lógico: este libro es la exposición de una teoríaaislada conscientemente de cualquier práctica real. No podía ser de otra manera: Rousseau considera toda práctica educativa viciada por el estado corrupto de la sociedad humana, que no es el estado de naturaleza. Por eso, intencionalmente se describe una práctica impracticable, sólo como ejemplo o ilustración de la teoría. No puede pretenderse educar en las condiciones exigidas y descritas por él–un solo discípulo, sólo dependiendo de su influencia, etc.–; Emilio es la antítesis del eduFRANCISCO ALTAREJOS 334
cando. No puede extrañar entonces que, cuando un personaje de la nobleza le escribe, fervorosamente entusiasmado por la lectura del Emilio, contándole que ha dispuesto la educación de sus hijos según las pautas precisas y concretas de su obra, Rousseau le responda airadamente que noha entendido nada de su libro.
Rousseau no se arredra ante la utopía; al contrario, más bien la busca decididamente. Parece pensar –y no le falta razón desde su propio sentir– que cuanto más se aleje de la realidad efectiva, más se aproximará a la realidad ideal que postula; que cuanto menos práctica sea su acción, más «practicable» debe ser. Y tal podría ser el lema de la realidad educativa en suposteridad y, curiosamente, tanto para los teóricos como para los prácticos. Pues en efecto, aquéllos piensan que cualquier teoría pedagógica será más verdadera en cuanto que se halle menos contaminada por la contingencia de las acciones educativas; es el dictado de la epistemología neopositivista. Pero quienes practican la educación, quienes educan de hecho, parecen llegar a la misma conclusión:cuanto más se diferencien las posibles prácticas propuestas de las concretas prácticas tradicionales, mejores serán –tal es la herencia de la Escuela Nueva–. En este caso, es el fruto del desengaño respecto de las teorías pedagógicas, que prescinden de la práctica en su constitución.
En unos y en otros se revela la consideración utópica que es el legado de Rousseau. Cabría hablar de ruptura...
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