Educador






LAURA MONTOYA UPEGUI
Niña de Jericó, maestra antioqueña, santa universal


A pocas cuadras de este respetable recinto comenzó la historia de esa mujer que ha dado tanto de qué hablar: Laura Montoya Upegui.1 Nadie hubiera imaginado que la niña huérfana, que abandonaba su tierra natal por cosas del destino, pudiera dejar huella en la historia y, hoy, comenzar a cambiar esta ciudad enun importante destino religioso. Han sido tantos los colombianos desplazados por la violencia y la pobreza que Laura era simplemente una de las primeras en esa fila interminable y vergonzosa que sigue hasta el día de hoy.
La mayoría de ustedes conoce la biografía de Laura Montoya, sea la tradición oral o la que se va convirtiendo en un boom de literatura popular. Yo quiero partir de suAutobiografía y de los escritos del padre Carlos Eduardo Mesa para hacer mi propia interpretación histórica de la vida de santa Laura y de su significación para nosotros hoy.


A. Criterios interpretativos

Permitan que comience hablando de los criterios hermenéuticos que me guían en esta reflexión. Dado que no soy propiamente un especialista en las ciencias históricas, aunque haya trasegado no pocopor esos senderos, debo ser honesto conmigo mismo y con ustedes señalando desde dónde hablo y cómo lo hago. Soy, como Laura Montoya, un seguidor de Jesucristo y un convencido de la religiosidad del pueblo sencillo. Y en la investigación histórica siempre he pensado que esta labor se debe realizar desde tres perspectivas complementarias, a saber, la historia se hereda, la historia se interpreta,la historia se continúa.

1. La historia se hereda
Nosotros no somos dueños de la historia ni de las tradiciones; las recibimos del pasado, las heredamos. Por lo mismo, nosotros no hacemos la historia sino que ella nos hace a nosotros. Ella forma parte de nuestro ADN y de nuestro estilo de vida, de nuestra cultura. Como escribió el Papa Juan Pablo II:
Se podría decir que nosotros pertenecemosa la tradición y no podemos disponer de ella como queramos. Precisamente el tener las raíces en la tradición es lo que nos permite hoy poder expresar un pensamiento original, nuevo y proyectado hacia el futuro.2
La historia es madre y es maestra, porque engendra y enseña. Y negar o cambiar la historia es como rechazar o suplantar a la propia madre. Atractiva o arrugada, pacífica o violenta, esella, la historia que nos precede y acompaña; y como tal hay que acogerla y respetarla.

2. La historia se interpreta
Pero la historia no es un dato frío y cuadrado que nos llega del pasado. No es un catálogo de documentos o un arsenal de hechos cerrados. Ella espera que nosotros la descifremos y le demos un sentido. Reconocer la historia equivale a leer nuestra propia historia. Como haceAureliano Buendía en la última página de Cien años de soledad.
Aureliano no había sido más lúcido en ningún acto de su vida… porque entonces sabía que en los pergaminos de Melquíades estaba escrito su destino. Los encontró intactos… y allí mismo, de pie, sin la menor dificultad, como si hubieran estado escritos en castellano, bajo el resplandor deslumbrante del mediodía, empezó a descifrarlos en vozalta. Era la historia de la familia escrita por Melquíades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación… Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si seestuviera viendo en un espejo hablado.
La historia, ese espejo hablado de nuestro presente, necesita lectores que la sepan interpretar. Porque nos han acostumbrado a estereotipos, a ‘lugares comunes’ y explicaciones amañadas. En la clases de Historia Patria nos hablaron de la intrepidez de los jefes que dirigieron los combates desde la retaguardia y nada nos dijeron del arrojo de los pequeños...