Educar Es Cosa Del Corazon

EDUCAR ES COSA DEL CORAZON
Pepito tiene 6 años, esta en primer grado y desde el primer día de clases se distinguió de sus compañeros; mientras algunos llegaban temerosos sin querer soltase de lasmanos de sus madres, el corría intrépidamente, no había rincón de la escuela que no inspeccionara, invitaba a otros niños a jugar bruscamente con él a “Gokü”. Producto de este primer encuentro, sumaestra entendió que tenía en Pepito “la cruz” que debía cargar durante el año, el “niño terrible” al que debería “domesticar” poco a poco. Y así lo encontré yo, en un rincón del aula, con la carpetavolteada para que no “molestara” a sus compañeros, cosa que él tomaba como un desafío, pues aprovechaba la menor oportunidad para escaparse al sitio de alguno de ellos para invitarlo a jugar ygeneralmente este encuentro terminaba en conflicto. La maestra me lo refirió como el alumno problema de la clase, aquel que si bien es cierto, tenía ciertas habilidades, lamentablemente “sus problemas deconducta” le impedían ser un buen alumno, entonces, su preocupación se centraba en “neutralizarlo” para que al menos la dejara trabajar con los demás.
La experiencia me decía que Pepito era un pequeñoque al igual que otros, sucumbiría ante la mejor de las terapias, la terapia del amor.
Un día de acompañamiento, antes de iniciar las labores, esperé a Pepito y le di un gran abrazo de bienvenida,por supuesto que me miró extrañado, le dije que lo había estado extrañando, que era el niño que más recordaba y quería de su aula, que lo había visto por Sáenz Peña (¿quién no pasea por S. Peña en elCallao, no?) y que lo llamé y corrí tras él para saludarlo pero no lo alcancé, que lo quiero más por llamarse igual que mi hijo y que todos los Pepitos son inteligentes y por todo eso quería jugar conél a la hora de recreo, pero eso sí, si es que se portaba super bien durante la clase. Ese día, durante toda la sesión (demostrativa), ¿quién creen que fue el niño más participativo, el más atento,...