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Despierto agitado, y al parecer también estoy bañado en sudor. Miro el reloj y marca las 2:57 a.m.; debería volver a dormir pero creo que me será imposible.
Llevo una semana donde mis noches están llenas de pesadillas y no puedo dejar de pensar en lo ridículo que resulta que a mi edad las tenga.

A decir verdad, nunca antes las había tenido; y es curioso ver que mis pesadillas no son sobremonstruos o miedos irracionales, sino sobre periodos de mi vida.

Nunca me había tomado el tiempo para meditar sobre mis acciones, y en general, tampoco había tenido la necesidad de hacerlo, me manejo bajo una filosofía de no empezar o dejar hacer lo que te cause remordimiento; siendo ésta regla el marco limitatorio de acción en mi vida.

Supongo que la vejez es lo que vuelve a poner sobre la mesalas acciones tomadas y busca un nuevo análisis de si el camino recorrido fue el correcto; la simple idea me llena de repulsión y a la vez de un mórbido interés.
Pero cuan provechoso puede resultar esto, soy un decadente anciano en vísperas de velatorio, sin fuerzas y mucho menos ganas de vivir.

En vista de que conciliar el sueño será imposible me dirijo a la cocina a prepararme un café y comeralgo.

El sol comienza a verse por el horizonte, y la ciudad vuelve a la vida; después de cuatro tortuosas horas en vela, escucho el girar de la cerradura y con eso sé que mi hija está en casa.

-Cuanto tiempo sin verte papá, ¿me extrañaste?
-¿Disculpa, quién dices que eres?
Me lanza una mirada fulminante mientras yo intento esconder mi sonrisa burlesca.
-¿quieres café?-le pregunto- es un buendiurético.
-¿y piensas que debería adelgazar papá?
-No, eres muy linda así como estás, solo pensé que querrías hacer pipí más seguido.
-Tú siempre tan gracioso, ahora entiendo como enamoraste a mamá.
-Si, a ella le gustaban los hombres que orinaban mucho.
Voltea los ojos y se le escapa una risita reprimida.
-Me refería a las bromas de mal gusto que siempre haces.
-Ah, eso también le gustaba.
-Buenopapá, te dejo, subiré a mi habitación dormir; ha sido un largo viaje.
-Claro, dulces sueños.

Me quedo solo en la cocina mirando cómo se enfría mi cuarta taza de café, comienzo a reír porque tengo ganas de hacer pipí y eso viene muy adoc.

Paso al baño y de ahí me voy al jardín, lugar donde tenemos una hamaca y en el cual me gusta pasar el día leyendo. Veo las flores y pienso en cómo sería lavida si mi esposa todavía estuviera aquí. Ella siempre hablaba del futuro y de cómo sería nuestra vida de viejitos; yo me la pasaba diciendo que no quería llegar a viejo porque en ese entonces, a la edad de 20 años yo ya me encontraba muy tullido e imaginaba que en la vejez mis dolores y padecimientos aumentarían drásticamente.

Efectivamente, estoy en un muy mal estado, apenas soy funcional, yvivir me es un martirio; en ocasiones pienso en el suicidio, Nietzsche decía que cuando ya no se puede vivir de forma decente de perdida había que buscar el morir de tal manera, y yo hasta cierto punto coincido con él, y debo admitir que es irónico que aunque me quejo, no he intentado quitarme la vida y que también él, aún teniendo lapsos de cordura en los que pudo intentarlo; murió siendo unretrasado incapaz de limpiarse la boca por sí mismo.

La vida es curiosa, aunque no exista una fuerza invisible o algo donde esté escrito tu destino, llama la atención ver cómo, a través de los años; mueren todos aquellos que están enamorados de la vida, y nos quedamos todos los que la aborrecemos. Es como si algo quisiera atormentarnos por ser tan negativos; pero como evitarlo, si lo único que seobtiene por vivir es decadencia.

Esto es tan cierto en las personas como en los animales, hasta mi perro está agobiado por la vida, después de ser un hermoso cachorro juguetón que iba de aquí a allá por simple diversión, que brincaba cuando estaba feliz, hoy se convirtió en una bola de pelos prácticamente inanimada que se la pasa todo el día acostada en una esquina del patio donde dan los rayos...