Efectos de una sociedad de consumo

Los efectos de una sociedad consumista

Publicado en Radio Nederland Internacional (http://www.rnw.nl)

Desguace de coches o el desamor a las cosas

Por Ramón Haniotis

Creado 7 de mayo 2012 13:50

Coches rumbo al desguace
Recientemente publicamos aquí, en Radio Nederland Wereldomroep, un artículo sobre un “continente” de basura flotando en el Océano Pacífico. La noticia no era esaatrocidad ecológica, sino el hecho de que un grupo de científicos vaya a estudiar lo qué sucede dentro y en las cercanías del témpano de plástico.
En la misma semana, mientras me despertaba con un café y pensaba cómo organizar mi día, estacionó frente a mi puerta un camión con tres coches encima, uno sobre el otro, sin nada que los separase para protegerlos de roturas. Sorprendido tomé la cámara ehice un par de fotografías. El simpático chofer me vio y me preguntó si habían quedado bien, lo que me estimuló a hablar con él, a hacer más fotos y me obligó a meditar sobre el hecho: ¿A qué cementerio de modernos elefantes van esos automóviles? ¿Qué hacía ese camión recogiendo familiares de especie en esta calle?
Salí de la casa y estaba tomando las instantáneas cuando apareció la vecina delsegundo piso del edificio que habito y me dijo: “Lo voy a tirar porque hacerle la revisión obligatoria me sale muy caro. Compraré uno más nuevo.” La acompañaba su hija y el esposo miraba desde una ventana.
El chofer comenzó a mover manivelas, apretar botones, haciendo volar el auto de la vecina sobre aceras y cabezas. El operario movía manivelas, tendía maromas de acero, ajustaba ganchos y luego,con la señora del segundo piso, rellenaron unos formularios.
[related-articles]Yo me preguntaba por qué estaba haciendo las fotos, si valía la pena emplear el tiempo en esto y no acertaba a responderme. Entonces surgió del pasado la imagen de Juan (*) reparando su camión, como hacían muchos vecinos allá en la convulsionada Latinoamérica de los ‘70.
Era un camión de cinco toneladas de tara quepodía cargar hasta seis mil kilos, algo que el chofer/mecánico/empresario nunca hacía. No lo cargaba tanto porque era un modelo de 1945 y estábamos en 1978. “Además -decía Juan- no hay que hacer sufrir las máquinas, que nos alivian de tanto trabajo. El trabajo es bueno, reconforta y dignifica, pero no hay que hacerlo hasta terminar deshecho. Hay que buscar el placer en la tarea y siempre aprender algopara aliviarse y ser más efectivo, usando la cabeza, que para eso la tenemos.”
Hoy casi todo es de usar y tirar, creando enormes montañas de basura, consumiendo más de lo necesario para crecer económicamente. Fabricar y tirar para que el PIB sea alto y no rebajen la calificación de crediticia.
No es que antes fuera mejor, pero sí se querían las cosas que se tenían y no se tenía todo lo que sequería. Hoy creemos en la publicidad como si el vendedor de algún producto nos dijese toda la verdad de lo ofrecido, y casi ordenado a comprar para no parecer un anticuado que no va de la mano del progreso. Sin embargo, amar el progreso debería significar amar la Tierra, con sus tierras y sus mares, sin desperdiciar energía, elementos ni tiempo, ya que todo se agota.
De todas formas, algunas partesde estos vehículos llevados al desguace serán reutilizadas, otras fundidas y vueltas a usar en otros productos, pero una buena parte será incinerada, contaminado con CO2, y algo irá al basurero. Quizá el plástico terminará deshecho en partes minúsculas que, confundidas con plancton, serán comida de peces incautos. Es como si el homo sapiens sapiens comenzase a comerse las frutas artificiales queadornan los centros de mesa y, desde adentro, volvernos de plástico para terminar siendo Barbie o su amigo Ken.
(*) Juan era mi padre, que pasaba mucho tiempo reparando su medio de vida.

Sopa de plástico envenena a los peces
Publicado el : 30 de noviembre 2011 - 3:25 de la tarde | Por Willemien Groot (Foto: Plastic Soup Foundation)
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