Un período electoral se inicia con sesiones de toma de conciencia para despertar o renovar la fe y la motivación de los militantes con estrategias de dinámica de grupos. El objetivo principalesfortalecer la unidad doctrinal, recuperar a los más débiles y alejar a los disconformes. El trabajo se realiza preferentemente en pequeñas células -más fáciles de controlar que los gruposnumerosos-reunidas en torno a un líder y convenientemente moderadas por personas de confianza del partido, con el fin de suscitar temas que conduzcan a una correcta toma de postura. Las posiblesdesviacionesdoctrinales se resuelven en sucesivas reuniones antes de la gran concentración, donde los responsables del programa recopilarán las ponencias presentadas y propondrán las medidas que va a asumir elpartido.El siguiente paso es hacer correr una consigna del estilo de “Elaborar una lista de argumentos que convenzan a los votantes de que deben votarnos a nosotros, y otros tantos que les disuadandeentregar su voto al enemigo por la cuenta que les trae.” Con ella se consigue, por un lado, reducir la ansiedad del votante con mensajes positivos -mayor participación del pueblo en el control desusimpuestos, menor carga impositiva, mayor grado de bienestar, firme esperanza en la rehabilitación de la patria depauperada por el gobierno saliente; y, por otro, ponerle en guardia ante la amenazadelterror representado por el rival a batir: más impuestos, menos hospitales y escuelas, menor libertad, mayor explotación, mayor corrupción.
Simultáneamente se selecciona a los personajes clave dela etapaelectoral, que no son los cabezas de lista, como cabría pensar, sino ocultos emisarios y dispersores del mensaje entre las masas, técnicos en psicología del control y liderazgo de grupos y,porsupuesto, rostros u organizaciones-fachada (en algunos países conocidos como “cruzados sociales”) que entregan su esfuerzo y experiencia profesional, artística o sindical a la causa del...
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