EJERCICIO 1
capitulo 7
)
Al quinto dia, siempre gracias al cordero, me fue revelado este otro secreto de la vida del
principito. Me preguntó bruscamente, y sin preámbulo como resultado de un problema
largamente meditado en silencio:si un cordero se come los arbustos, se comerá también las
flores ¿no? Un cordero se come todo lo que encuentra.
¿Y también las flores que tienen espinas? Si tambien las flores que tienen espinas.
Entonces, ¿para que le sirven las espinas? Confieso que no lo sabía. Estaba yo muy ocupado tratando de destornillar un perno demasiado apretado del motor; La avería
comenzaba a aparecer cosa grave y la circunstancia de que se estuviera agotando mi provisión de agua, me hacía temer lo peor.
¿Para qué sirven las espinas? El principito no permitía nunca que se dejara sin respuesta
una pregunta formulada por el. Irritado por la resistencia que me oponía el perno, le
respondí lo primero que se me ocurrió: las espinas no sirven para nada; Son pura maldad
de las flores.
¡Oh! Y después de un silencio, me dijo con una especie de rencor: ¡No te creo! Las flores
son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden. se creen terribles con sus
espinas…
No le respondí nada más; en aquel momento me estaba diciendo a mi mismo: “Si este
perno me resiste un poco más, lo haré saltar de un martillazo” El principito me interrumpió
de nuevo mis pensamientos: ¿Tú crees que las flores? ¡No! Yo no creo te creo nada, te
conteste cualquier cosa para que te calles. Tengo que ocuparme de cosas serias. Me miró estupefacto. ¡De cosas serias! Me miraba con mi martillo lleno de grasa e inclinado todo feo.
¡Hablas como las personas grandes.
Me avergonzó un poco. Pero él implacable, añadió lo confundes...
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