Ejercicios de estilo
Realmente digamos.
Una mañana, realmente digamos, a eso del mediodía, subí a un autobús realmente, digamoslleno de gente. Allí, observé a un joven de unos 26 años, de aspecto ridículo, un cuello realmente digamos, bastante largo y sombrero con un cordón,realmente digamos trenzado.
De repente, empezó a discutir con un señor, realmente digamos, mayor que él porque al parecer, éste le pisoteaba realmentedigamos a propósito. Abandonó de pronto la discusión y se abalanzó, realmente digamos hacia un sitio libre.
Dos horas más tarde, lo encontré en la plaza deRoma, frente a la estación, realmente digamos de Saint-Lazare. Allí hablaba con otro hombre, realmente digamos, de la misma edad, que le aconsejabacoserse un botón, realmente digamos en el abrigo.
¡O sea, muy pijo!
¡Tía, que fuerte! Hoy iba en el autobús, o sea llenito de gente ¡No veas que agobio!De repente, veo a un tío, o sea que vestía súper ridículo, con un cuello mazo de largo y con un sombrero que llevaba un cordón mazo de cutre.
Puestía, de repente empieza a discutir con otro hombre porque tía, decía que le empujaba aposta, ¡o sea una rayada! Después el tío coge y se va corriendo apillar otro sitio vacío, o sea mazo de raro.
Pero ¡No te lo pierdas! Que luego estoy en la plaza Roma, ya mazo cansada y ¿a que no sabes a quién meencuentro? Pues al chiflado del autobús, que estaba hablando con otro tío que le decía que se cosiera un botón al abrigo, pasadísimo de moda ¡Flipante tía!
Regístrate para leer el documento completo.