Ejercicios de estilo
de Raymond Queneau
COMENTARIO
La lectura de este libro es sorprendente de principio a fin. Nada más comenzar a leer la introducción ya nos encontramos con algo pocohabitual, y es que el prologuista sugiere al lector ir directamente a la página 49 y leer la obra hasta el final. Hasta entonces no se recomienda volver al prólogo y continuar con la lectura.
De estamanera tan original el autor rompe los esquemas del lector, y es a partir de este momento cuando logra captar su atención.
En Ejercicios de estilo, Queneau empieza con una anécdota aparentemente triviala partir de la construcción de 99 variaciones sobre ésta. Un hombre sube a un autobús con sombrero de fieltro y acusa a otro pasajero de haberlo empujado. Después, cuando queda un asiento libre, elhombre se sienta. Más tarde encontramos al mismo hombre delante de la estación de Saint- Lazare, en compañía de un amigo que le está diciendo que tiene que ponerse un botón más en el abrigo. Este puntode partida que surge de esta obra sorprendente le sirve al autor para aunar ironía, ingenio y sabiduría retórica. En las noventa y nueve maneras diferentes leemos la historia como un sueño, como unaoda, un soneto, en el presente, como carta oficial, telegrama, como discurso relatado, en lenguaje publicitario, en jerga, y así sucesivamente. Esta obra constituye uno de los hitos del género: partede un propósito radicalmente inconformista que es conseguir la acumulación de variaciones sobre un asunto insignificante.
Según el propio Queneau, el origen de los Ejercicios de Estilo fue la música.Se le ocurrió escribirlos después de escuchar el “Arte de la fuga” de Bach, pensando que “sería interesante hacer algo de ese tipo en el plano literario, construyendo una obra por medio devariaciones que proliferaran hasta el infinito en torno a un tema bastante nimio.” Algo así como el Ulysses de James Joyce, que se ciñe a un sólo día en la vida del protagonista.
Existen en Queneau facetas...
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