El Abd De La Teoría Crítica

El ABD
Tercer ensayo largo

A

All you read and/Wear or see and/Hear on TV/
Is a product/Begging for your/Fatass dirty dollar /
So...Shut up and/ Buy, buy my new record
-Maynard James Keenan

La imposibilidad de un film. “Hoy la cultura lo hace todo semejante. Cine, radio y revistas constituyen un sistema. Cada sector está armonizado en sí mismo y todos entre ellos”[1]. Hace más demedio siglo Theodor Adorno, con esta lapidaria premisa exploraba las consecuencias que la industria cultural amenazaba (amenaza, amenazará) “nuestro” meridiano, y que siguen hasta el día de hoy cumpliéndose.

La astucia de la industria cultural ha tendido hacia una autoperfección en la que absorbe toda diferencia que se asome en ella, reificándola en su sistema bajo una “falsa identidad deuniversal y particular”[2]. Tal “identidad” o unidad en el sistema se ha alojado en un “círculo de manipulación y de necesidad reactiva”[3]. Por un lado tal círculo de manipulación va organizado de manera jerárquica y se reproduce a sí misma en todos los niveles: “la común determinación de los poderosos ejecutivos, de no producir o permitir nada que no se asemeje a sus gráficos, a su concepto de losconsumidores y, sobre todo, a ellos mismos”[4]; y por otro lado la necesidad reactiva del público (en la que en un momento se originaron los estándares de necesidad pero que derivaron en ideología servil a los intereses de una jerarquía) da pauta a que el sistema produzca los respectivos placebos “críticos” que en realidad están basados en ideologías que hacen de la cultura un objeto: “laconstitución del público, que en teoría y de hecho favorece al sistema de la industria cultural, es una parte del sistema, no su disculpa”[5]. De manera análoga ocurre con la crítica cultural:
La complicidad de la crítica cultural con la cultura no se debe meramente a la ideología del crítico. Más bien es fruto de la relación del crítico con la cosa que trata. Al convertir la cultura en su objetovuelve a objetivarla. Pero el sentido propio de la cultura es precisamente la suspensión de la cosificación. En cuanto la cultura se cuaja en "bienes culturales" y en su repugnante racionalización filosófica, los llamados "valores culturales", peca contra su raison d'etre.[6]
¿Qué hace uno cuando de entrada ya le han impuesto una infinidad costumbres venidas del lenguaje dominante, de esaviolencia que nos marca de una vez para siempre[7]? Las mismas “herramientas” críticas están convenientemente adaptadas para que el sistema no corra peligros, ya sea desde ideologías alienadas o desde creaciones artísticas que se arriesguen a “incorrecciones calculadas que afirman tanto más celosamente la validez del sistema”[8]; pero también en el seno del sistema se encuentran todas aquellos productosque sin “pretender ser críticos” se suman al cuerpo de la cultura siempre creciente bajo la tutela de un mero valor mercantil. Adorno ve especialmente en el cine un dispositivo de adiestramiento basado en clichés y situaciones predecibles:

Quien es absorbido por el universo de la película, por los gestos, las imágenes y las palabras, que no es capaz de añadirle aquello sólo con lo cualpodría convertirse verdaderamente en un universo, no tiene por qué estar durante la exhibición especialmente atento a los efectos particulares de la maquinaria. A partir de todas las demás películas y de otros productos culturales que necesariamente debe conocer, los esfuerzos de atención requeridos han llegado a serle tan familiares que los hace automáticamente[9]

Lo que se repite una y otra vez,bajo las luces espectaculares siempre cambiantes y relucientes de la “novedad” (“el escenario más grande jamás construido”, “la película más cara del año”, “efectos especiales ultra novedosos”, etc.), no son en realidad más que el dictado del mercado dominante ligado siempre a los viejos esquemas de la tradición. Se ha hecho del cambio constante una manera para perpetuar los viejos órdenes:...