El aborto

El aborto.
 Al practicar el acto sexual, el acto de engendrar sabemos que contamos con esa capacidad de dar la vida, de continuar nuestro yo en otro yo, pero no sólo es mi yo sinoel de la pareja, dos que se vuelven uno, desde el momento mismo en que el esperma le atina al óvulo.

Entonces no vamos a querer que nuestra obra ni siquiera la toque el aire.Vamos a querer sentir cada noche esa vida que creamos, vamos a querer descubrir el momento exacto en que lata su corazón, sentir la primera patada y ponerle un nombre cuando descubramossu sexo y llorar cuando lo veamos en el mismo acto de nacer buscando el amor con el que toda persona humana es creada.
Pero, si no somos más que unos animales o cincuenta pesos demateria, nadie se responsabiliza con lo que no quiere y el posible hijo es sólo un “Accidente” que nadie asumirá. Entonces comercializaremos su cuerpo o los cuerpos de quienes nosrodeen; sin dejar de ser algo solitario tendremos que pagar por la compañía, porque sin dignidad ¿Quién se va a entregar? Sin entrega no hay momento; Como lo es el poco valor que estatomando la vida y la cruda realidad moral que lleva a los excesos que nuestra ciudad i el mundo vive en estos momentos.

Luego de decidir que no se quiere la creación de este serse entabla lo siguiente: ¿como hago para desaparecer el problema? y entonces aparecen las soluciones; cuando digo soluciones me refiero a los tipos de aborto como lo son:envenenamiento salino, succión, dilatación y curetaje y el famoso  D Y X que se practica a las 32 semanas de fecundado el feto.

A pesar de su ilegalidad el aborto es una de las operacionesmas frecuentes y lo peor es que no importa el valor de las intervenciones las mujeres hacen lo que sea para pagarlas, pareciese que detrás de todas las clínicas abortivas existiera