El Aguila
Y el águila exclamo con voz terrible:
en una cuenca informe
nací, en esta montaña inaccesible,
que fue tal vez la enorme
atalaya de rocas de granito
que a una raza de ciclopes sirviera
para explorar con su pupila fiera
la vacua inmensidad del infinito.
Un pálido crepúsculo
tímidoheraldo del glorioso día
envolvió suavemente la nidada
donde mi vieja madre aletargada
con su robusto cuerpo me cubría.
Saque, llena de anhelos,
de bajo el ala tibia y protectora
la cabeza. En los cielos
donde quedaban de la sombra rastros,
iba apagando la rosada aurora
las temblorosas luces de los astros
con su soplo sutil. En ese instante
surgió,tras la muralla de los montes
el nuevo sol, magnifico y radiante:
mientras que los corceles de la noche
huyendo por los claros horizontes,
desbocados e inciertos,
en el profundo foso del vacío,
heridos por mil flechas inflamadas,
se desplomaron muertos.
Mi madre, al despertar, abrió las alas,
a una cresta bravía
y allí, posada en ademan soberbio,
contemplo con el ojo dilatadoaquel sol que subia
como un globo, de purpura incendiado.
A las grandes alturas
Después tendió su vuelo
Cruzando obre valles y llanuras,
Siguiendo la enriscada cordillera
Hasta perderse en el confín. Llegaba
El sol a la mitad de su carrera
Cuando volvió a su nido de ramajes,
Con un niveo cordero hecho pedazos,
Dando gritos salvajes,
Sacudiendo aletazos.
Luego creci, vole conpocas fuerzas,
A las rocas cercanas;
Después, valor cobrando,
Vole a las yermas cúspides lejanas
Que coronan gritando
Las venerables águilas ancianas.
Y hoy, ya lanzada sin temor al viento,
Trazo en el espirales
Y puedo en un momento
Subir a las regiones celestiales;
Y tiene tal audacia y tal aliento
Mi poderoso vuelo vagabundo
Que, si quiera un día,
Sin detenerse adescansar podría
Darle la vuelta al mundo.
Mi aspecto es muy altivo:
El moño de mi testa se asemeja
Al penacho guerrero
De un noble padalin. Un ojo vivo
Y grande, bajo el arco de mi ceja,
Se hunde lleno de luz. De fino acero
Y con forma de gancho
Es mi terrible pico,
Firme y cortante, poderoso y hancho.
Mi cabeza marcial que el aire peina
Es redonda, pequeña y bien formada,
Me ciñeel cuello, cual si fuere reina,
Magnifico collar. Mis alas rudas
Son dos alas tremantes
De plumas puntiagudas,
Compactas y brillantes,
Que después de cubrir el atrevido
Pecho que tengo, bajan más breves
A resguardar mi torso que se ha hundido
En todas las entrañas y las nieves.
Son ásperos mis dedos y las uñas,
Con que a la piel del que vencí me aferro,
Son hechas con el hierroDe las cotas y lazas. Es leonado
Mi esplendido color, mi ademan noble
Y me palpita un corazón osado
En un cuerpo mas solido que un roble.
La mirada del lince no es mas fina
Que la que amenazante
Echo sobre reptiles y cuadrúpedos
Desde la cima del cenit radiante,
Coronado de rayos. Si me poso
Al borde de un peñón endido a tajo,
Y una invisible mano arranca el monte
Una roca decuajo
Lanzándola al abismo, pongo atento
Oído al rumor hondo,
Y recojo el estrepito violento
Que sube retumbando desde el fondo.
Después que atisbo a la confiada victima
Que en el llano o el árbol me provoca, pliego el ala de súbito,
Y mas veloz que el rayo fulminante
Caigo sobre ella, de la rabia loca,
Hundiéndome las uñas. Aunque luche
Por escaparse con esfuerzos vivos,Vencida y desmayada,
Queda bajo mis dedos convulsivos
Sujeta contra el suelo, la cabeza
Con una garra sola
Le oprimo con tesón. Abro las alas,,
Y apollada en la base de mi cola
Gozo escuchando el estertor. El ojo,
Que la luz del espacio recogía,
Se vuelve turbio y rojo
Al bañárseme en sangre. El pico abierto,
Mientras dilata la horrida agonía,
Dejo salir mi lengua palpitante,...
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