El Alcatraz

«Inaudito», fue la primera palabra que pasó por mi cabeza cuando vi el evento en Facebook. Y es que incluso para mí, que me consideraba un Potterhead de lo más fantasioso, la idea de jugar quidditch era… demasiado, pues era lo bastante bueno en Física para saber que era imposible cubrir en el mundo Muggle la primordial atracción del deporte sacado de los libros de J. K. Rowling: volar montado enuna escoba. Sin embargo, y para demostrar que en el Perú el límite era la imaginación, tenía ante mis ojos una adaptación simple y a la vez ingeniosa, del tipo de cosas que no podías creer si no las tenías en frente.
- ¿¡Corren con la escoba entre las piernas!? – pregunté.
- Bueno… ¿qué más podrían hacer? – contestó Nicole, mi mejor amiga.
Nicole Garrido tenía el cabello castaño oscuro, losojos grandes y expresivos y la piel blanca, características que llevaban a las personas a preguntar si éramos hermanos, cosa que no podía estar más lejos de la realidad: Nicole era oriunda de la selva, mientras yo era un chico de raza negra y tez blanca. Un moreno “sacalagua”, como decían. Otro factor diferencial era la personalidad, a mí se me conocía como un tipo sereno y callado, pero Nicolesentía pasión por algo diferente cada semana: del k-pop a la comida vegetariana; de buscar fotos de cachorritos en la web a la saga de Crepúsculo…, era del tipo de persona que amaba todo lo que veía y lo defendía con todas sus fuerzas. Yo rara vez sentía apego por algo.
Mientras andaba en Facebook, discutiendo sobre si el Patronus podría proteger a los magos del ataque de los Volturi, lo vio, elanuncio de una organización que llamaba a todos los fanáticos de Harry Potter a formar parte de una experiencia…, mágica: Quidditch Ex Machina (Q.E.M.). Nicole, como acostumbraba, decidió arrastrarme a sus locuras y, cuarenta “por favor” y 30 minutos en taxi después, me encontraba en un parque en Surco bajo el intenso sol decembrino, esperando a que alguien se nos acercara y explicara de que ibatodo aquello del quidditch… y las escobas.
- Buenas tardes. – Un chico ridículamente parecido a Harry Potter se nos acercó, su voz era serena y su forma de hablar de lo más floja.
- Hola, venimos a jugar Quidditch. – Respondió Nicole con demasiado entusiasmo para mi gusto. Yo no iba a jugar Quidditch.
El doble de Harry se llamaba Henry Ponce, un tipo alto y algo fornido; y más blanco que unrefrigerador. Nos indicó, con una voz cansada, donde debíamos ir para recibir asesoramiento. Dirigimos la mirada hacía donde indicaba y vimos varios grupos aglomerados, todos parecían atender a alguien en particular al centro del grupo. Decidimos ir hacía el grupo más pequeño para evitarnos la tediosa tarea de abrirnos paso a empujones.
Cuando llegamos al lugar había un hombre bajo de pieltrigueña hablando con nerviosismo, vestía un short negro, un polo naranja y en su cuello colgaba un silbato de color negro. En cuanto a su rostro…, verlo me hizo pensar en un poema:
- «Érase un hombre a una nariz pegado…»
- Buenas tardes, mi nombre es Mehmet Góngora, el presidente del Q.E.M. (Quidditch Ex Machina) – comenzó, la alegría que expresaba su voz parecía de lo más forzada – Voy a explicarlescómo se juega quidditch aquí en Perú.
Nicole estaba demasiado entusiasmada, por lo que no notó lo que yo: Mehmet sudaba, sudaba en extremo, tartamudeaba y balbuceaba aún más. Tardó el doble de lo que tardaron los otros encargados en explicarnos las reglas, reglas que, debido a su problema, no comprendí. Cuando terminó notamos que varios equipos estaban ya formados, las personas que intentabandescifrar las palabras del presiente éramos los únicos que continuábamos “aprendiendo” y, por ende, seriamos los últimos en jugar.
- Ustedes son 7, formen un equipo. – Fue lo único que pude entender de su discurso.
Miré a mí alrededor, efectivamente éramos 7 personas: dos mujeres y cinco hombres. Todos nos mirábamos, pero ninguno soltó palabra, por lo que…
- Hola – dije -, me llamo Alejandro...