El Aleph Engordado

Páginas: 42 (10391 palabras) Publicado: 10 de julio de 2015
El Aleph engordado
Pablo Katchadjian
O God! I could be bounded in a nutshell, and count myself a King of infinite space, were it not
that I have bad dreams.

Hamlet, II, 2
But they will teach us that Eternity is the standing still of the Present Time, a Nunc-stans as the
Schools call it; which neither they, nor any else understand, no more than they would a Hicstans
for an Infinite greatness ofPlace.

Leviathan, IV, 46

La candente y húmeda mañana de febrero en que Beatriz Viterbo finalmente murió,
después de una imperiosa y extensa agonía que no se rebajó ni un solo instante ni al
sentimentalismo ni al miedo ni tampoco al abandono y la indiferencia, noté que las
horribles carteleras de fierro y plástico de Plaza Constitución, junto a la boca del
subterráneo, habían renovado no se quéaviso de cigarrillos rubios mentolados; o sí, sé o
supe cuáles, pero recuerdo haberme esforzado por despreciar el sonido irritante de la
marca; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se
apartaba de ella, Beatriz, y que ese cambio era el primero de una serie infinita de cambios
que acabarían por destruirme también a mí. Tenía ya, un poco debido al calor y otro poco
ami nerviosismo, el cuello de la camisa completamente húmedo; me saqué la corbata y,
como ofreciéndole el gesto al fantasma de Beatriz, la tiré a la basura; inmediatamente me
arrepentí y estuve a punto de meter la mano en el cesto para rescatarla. «Cambiará el
universo infinito pero yo no», pensé con melancólica vanidad autoindulgente, una vanidad
autoindulgente que también me generaba una vergüenzadoble cuando la descubría
responsable de actos como el que acababa de realizar. Alguna vez, lo sé, mi vana devoción
la había exasperado a Beatriz hasta el punto del vituperio; muerta, yo podía consagrarme
a su memoria, sin esperanza pero también sin humillación. Los insultos y burlas que tanto
me habían dolido desaparecían con ella; justamente, la corbata preferida de Beatriz era
ahora el símbolodel comienzo de su segunda muerte. La interpretación me animó,
aunque sólo se trataba de un paliativo para no sufrir la pérdida de una corbata tan fina.
Consideré que el 30 de abril era su cumpleaños; visitar ese día la casa de la calle Garay
para saludar a su padre sedado y ausente y a Carlos Argentino Daneri, su primo hermano,
era un acto cortés, irreprochable, tal vez ineludible. De nuevoaguardaría en el crepúsculo
de la abarrotada salita verde con paredes forradas de seda rosa, de nuevo estudiaría las
circunstancias de sus muchos retratos. Beatriz Viterbo, de perfil, en colores, cansada;
Beatriz, con antifaz, en los carnavales de 1921; Beatriz en los carnavales de 1922
disfrazada de sirena, rodeada de hombres, la primera comunión de Beatriz. Beatriz, el día
de su boda con Roberto deAlessandri, ya arrepentida aunque alegre. Beatriz, poco
después del divorcio, en un almuerzo del Club Hípico, rodeada de hombres y caballos;
1

Beatriz, en líneas duras, dibujada por Dela-Hanty en 1925; Beatriz, en Quilmes, con Delia
San Marco Porcel y Carlos Argentino (Daneri); Beatriz, desnudada por un pintor cubista;
Beatriz, con uno de sus supuestos novios; Beatriz, con el pequinés negro quele regaló Tití
Villegas Haedo Rawson; Beatriz con fondo futurista, aún joven, con un libro brillante entre
las manos; Beatriz, de frente y de tres cuartos, sonriendo, la mano en el mentón… No
estaría obligado, como otras veces, a justificar mi presencia con módicas ofrendas de
libros: libros cuyas páginas, finalmente, aprendí a cortar a escondidas para no comprobar,
meses después, que estabanintactos. Un día, incluso, aburrido y con buena voluntad,
llegué a cortar las páginas de algunos libros que no habían sido regalo mío.
Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces, no dejé pasar un 30 de abril sin volver a
su casa. Yo solía llegar a las siete y cuarto y quedarme unos veinticinco o veintiséis
minutos; cada año aparecía un poco más temprano y me quedaba más tiempo; en 1933,
una...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • El Aleph
  • El aleph
  • El Aleph
  • El Aleph
  • aleph
  • El aleph
  • El aleph
  • El aleph

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS