El Aleph

Páginas: 19 (4697 palabras) Publicado: 5 de octubre de 2015
JORGE LUIS BORGES
EL ALEPH

El Aleph
O God, I could be bounded in a nutshell and
count myself a King of infinite space.
Hamlet, II, 2
But they will teach us that Eternity is the
Standing still of the Present Time, a Nuncstans
(ast the Schools call it); which neither
they, nor any else understand, no more than
they would a Hic-stans for an Infinite
greatnesse of Place.
Leviathan, IV, 46
Lacandente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de unaserie infinita.
Cambiará eluniverso pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación. Consideré que el treinta de abril era su cumpleaños; visitar ese día la casa de la calle Garay para saludar a su padre y a Carlos Argentino Daneri, su primo hermano, era un actocortés, irreprochable, tal vez ineludible. De nuevo aguardaría en el crepúsculo de la abarrotada salita, de nuevo estudiaría las circunstancias de sus muchos retratos. Beatriz Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz, con antifaz, en los carnavales de 1921; la primera comunión de Beatriz; Beatriz, el día de su boda con Roberto Alessandri; Beatriz, poco después del divorcio, en un almuerzo delClub Hípico; Beatriz, en Quilmes, con Delia San Marco Porcel y Carlos Argentino; Beatriz, con el pekinés que le regaló Villegas Haedo;
Beatriz, de frente y de tres cuartos, sonriendo, la mano en el mentón... No estaría
obligado, como otras veces, a justificar mi presencia con módicas ofrendas de libros:
libros cuyas páginas, finalmente, aprendí a cortar, para no comprobar, meses después, que estabanintactos. Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces, no dejé pasar un treinta de abril sin volver a su casa. Yo solía llegar a las siete y cuarto y quedarme unos veinticinco minutos; cada año aparecía un poco más tarde y me quedaba un rato más; en 1933, una lluvia torrencial me favoreció: tuvieron que invitarme a comer. No desperdicié, como es natural, ese buen precedente; en 1934, aparecí,ya dadas las ocho, con un alfajor santafecino; con toda naturalidad me quedé a comer. Así, en aniversarios melancólicos
y vanamente eróticos, recibí las graduales confidencias de Carlos Argentino Daneri.
Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada; había en su andar (si el oxímoron es
tolerable) una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis; Carlos Argentino es
rosado, considerable,canoso, de rasgos finos. Ejerce no sé qué cargo subalterno en una
biblioteca ilegible de los arrabales del Sur; es autoritario, pero también es ineficaz;
aprovechaba, hasta hace muy poco, las noches y las fiestas para no salir de su casa. A
dos generaciones de distancia, la ese italiana y la copiosa gesticulación italiana
sobreviven en él. Su actividad mental es continua, apasionada, versátil ydel todo
insignificante. Abunda en inservibles analogías y en ociosos escrúpulos. Tiene (como
Beatriz) grandes y afiladas manos hermosas. Durante algunos meses padeció la
obsesión de Paul Fort, menos por sus baladas que por la idea de una gloria intachable.
"Es el Príncipe de los poetas de Francia", repetía con fatuidad. "En vano te revolverás
contra él; no lo alcanzará, no, la más inficionada detus saetas."
El treinta de abril de 1941 me permití agregar al alfajor una botella de coñac del país.
Carlos Argentino lo probó, lo juzgó interesante y emprendió, al cabo de unas copas, una
vindicación del hombre moderno.
—Lo evoco —dijo con una animación algo inexplicable— en su gabinete de estudio,
como si dijéramos en la torre albarrana de una ciudad, provisto de teléfonos, de
telégrafos, de...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • El aleph
  • El Aleph
  • El Aleph
  • aleph
  • El aleph
  • El aleph
  • El aleph
  • aleph

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS