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El Alienista
El Alienista
Caleb Carr
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Carr, Caleb
El Alienista
Este libro está dedicado a
ELLEN BLAIN, MEGHANN HALDEMAN
ETHAN RANDALL, JACK EVANS
y EUGENE BYRD
Quienes quieran ser jóvenes cuando sean viejos,
deberán ser viejos cuando sean jóvenes.
John Ray 1670
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Carr, Caleb
El Alienista
NOTA
Antes del siglo XX, a las personas que padecíanuna
enfermedad mental se las consideraba alienadas, apartadas no
sólo del resto de la sociedad sino de su auténtica naturaleza.
Por tanto, a los expertos que estudiaban las patologías
mentales se les denominaba alienistas.
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Carr, Caleb
El Alienista
AGRADECIMIENTOS
Cuando llevaba a cabo las investigaciones preliminares para este libro, se me ocurrió pensar
que el fenómeno queahora llamamos asesinatos en serie se había venido dando desde que los seres
humanos nos agrupamos para formar sociedades. Esta opinión de simple aficionado obtuvo la
confirmación, junto con cauces de investigación más profunda, por parte del doctor David
Abrahamsen, uno de los principales expertos de Estados Unidos sobre elátema de la violencia en
general y de los asesinatos en serie enparticular. Deseo agradecerle elátiempo que dedicó a
comentar el proyecto.
Quiero expresar también mi agradecimiento al personal de los Archivos Harvard, de la
Biblioteca Pública de Nueva York, de la Sociedad Histórica de Nueva York, del Museo
Norteamericano de Historia Natural y de la Sociedad de Bibliotecas de Nueva York, pues todos
ellos me prestaron su inestimable colaboración.
A John Coston,que en las primeras etapas me sugirió importantes vías de investigación y me
dedicó su tiempo para intercambiar ideas, le estoy particularmente agradecido.
Muchos autores, a través de sus escritos sobre los asesinatos y los asesinos en serie, han
contribuido sin saberlo a este relato. De todos ellos hay algunos a quienes no puedo dejar de
expresar mi agradecimiento: a Colin Wilson, por susexhaustivas historias sobre el crimen; a Janet
Colaizzi, por su brillante estudio de la locura homicida desde 1800; a Harold Schechter, por su
análisis del desgraciadamente famoso Albert Fish (cuya famosa nota a la madre de Grace Budd
inspiró el documento similar de John Beecham); a Joel Norris, por su tratado justamente famoso
sobre los asesinos en serie; a Robert K. Ressler, por sus memorias deuna vida dedicada a apresar a
tales individuos; y, una vez más, al doctor Abrahamsen, por sus estudios sin parangón sobre David
Berkowitz y Jack el Destripador.
Tim Haldeman proporcionó al manuscrito el beneficio de la visión de un experto. He valorado
sus incisivos comentarios casi tanto como valoro su amistad.
Como siempre, Suzanne Gluck y Ann Godoff me guiaron desde la absurda idea inicialhasta
el proyecto acabado, con entrega, habilidad y afecto. Todos los escritores deberían tener agentes y
editores así. La habilidad, diligencia y buen humor de Susan Jensen a menudo ayudaron a mantener
al lobo lejos de la puerta, y se lo agradezco.
Irene Webb supervisó en la otra costa, con un encanto y una pericia consumados, el destino de
esta narración, por lo que estoy en deuda con ella.A Scott Rudin me gustaría darle las gracias por su temprana y espectacular profesión de fe.
A través de su propia percepción psicológica, Tom Pivinski contribuyó a convertir las
pesadillas en prosa. Ha sido como un puntal.
James Chace, David Fromkin y Rob Cowley me proporcionaron la amistad y los consejos tan
necesarios para un proyecto como éste. Me siento orgulloso de considerarlos miscamaradas.
Estoy especialmente agradecido a mis compañeros del Grupo de los Cuatro en La Tourette:
Martin Signore, Debbie Deuble y Yong Yoon.
Para finalizar, me gustaría dar las gracias a mi familia, en particular
a mis primos Maria y William von Hartz.
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Carr, Caleb
El Alienista
PRIMERA PARTE
PERCEPCIÓN
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Carr, Caleb
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Mientras una parte de lo que...
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