EL ALQUIMISTA

Páginas: 38 (9304 palabras) Publicado: 11 de febrero de 2016
El alquimista


EL MUCHAHO SE LLAMABA SANTIAGO. Comenzaba a oscurecer cuando llegó con su rebaño frente a una vieja iglesia abandonada. El techo se había derrumbado hacía mucho tiempo y un enorme sicomoro había crecido en el lugar que antes ocupaba la sacristía.
Decidió pasar la noche allí. Hizo que todas las ovejas entrasen por la puerta en ruinas y luego colocó algunas tablas de manera que nopudieran huis durante la noche. No había lobos en aquella región, pero cierta vez una se escapó por la noche y él había perdido yodo el día siguiente buscando a la oveja prófuga.
Extendió su abrigo en el suelo y se acostó, usando el libro que acababa de leer como almohada. Recordó, antes de dormir, que tenía comenzar a leer libros más gruesos: se tardaba más en acabarlos y resultaban a seralmohadas más confortables durante la noche.
Aún estaba oscuro cuando se despertó. Miró hacia arriba y vio que las estrellas brillaban a través del techo semidestruido.
<>, pensó.
Había tenido el mismo sueño que la semana pasada y otra vez se había despertado antes del final.
Se levantó y tomó un trago de vino. Después tomo el cayado y empezó a despertar las ovejasque aún dormían. Se había dado cuenta de que, él se despertaba la mayor parte de los animales también lo hacían. Como si hubiera alguna misteriosa energía uniendo su vida a la de aquellas ovejas que desde hacía dos años recorrían con él la tierra, en busca de agua y alimento. << Ya se han acostumbrado tanto a mí que conocen mis horarios>>, dijo en voz baja. Reflexionó un momento y pensó quetambién podría ser lo contrario: era el quien se había acostumbrado al horario de las ovejas.

Algunas de ellas, no obstante, tardaban poco más en levantarse; el muchacho las despertó una por una con su cayado, llamando a cada cual por su nombré. Siempre había creído que las ovejas eran capaces de entender lo que él les decía. Por eso de vez en cuanto les leía fragmentos de los libros que lehabían impresionado, o les hablaba de la soledad y de la alegría de un pastor en el campo, o les comentaba sus últimas novedades que veía en las ciudades por las que solía pasar.
En los últimos días, sin embargo, el asunto que le preocupaba no había sido más de uno; la hija del comerciante que vivía en la ciudad a donde llegarías dentro de cuatro días. Solo había estado allí una vez, el año anterior. Elcomerciante era dueño de una tienda de tejidos y le gustaba presenciar siempre el esquileo de las ovejas para evitar falsificaciones. Un amigo le había indicado la tienda, y el pastor llevo allí sus ovejas.
-NESECITO VENDER LANA –le dijo al comerciante.
La tienda del hombre estaba llena, y el comerciante pidió al pastor que esperase el atardecer. El muchacho se sentó en la acera frente a latienda y sacó un libro de su mochila.
-No sabía que los pastores fueran capaces de leer libros – dijo una voz femenina a su lado.
Era una muchacha típica de la región de Andalucía. Con sus cabellos negros y lisos y unos ojos que recordaban vagamente a los antiguos conquistadores moros.
-Es porque las ovejas enseñan más que los libros –respondió el muchacho.
Se quedaron conversando durante más de doshoras. Ella le conto que era hija del comerciante y le hablo de la vida en la aldea, donde cada día era igual que el anterior. El pastor le hablo de los campos de Andalucía y sobre las últimas novedades que había visto en las ciudades que visito. Estaba comentó por no tener que conversar siempre con las ovejas.
-¿Cómo aprendiste a leer? –le preguntó la moza en un momento.
-Como todo el mundo–respondió el chico-. Yendo a la escuela.
-¿Y si sabes leer, por qué eres solo un pastor?
El muchacho dio una disculpa cualquiera para no responder a aquella pregunta. Estaba seguro de que la muchacha jamás lo entendería. Siguió contando historias de su viaje, y los pequeños ojos se abrían y se cerraban de espanto y sorpresa. A medida que el tiempo transcurría, el muchacho comenzó a desear que aquel...
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