El alquimista

Páginas: 145 (36187 palabras) Publicado: 16 de octubre de 2010
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ÍNDICE

P R E F A C I O .......................................9
P R Ó L O G O ........................................13
P R I M E R A P A R T E ...............................15
S E G U N D A P A R T E ..............................43
E P Í L O G O .........................................1 1 1

Para J.

Alquimista que conoce y utilizalos secretos de la Gran ObraYendo ellos por el camino entraron en cierto pueblo. Y una mujer,llamada Marta, los hospedó en su casa.
Tenía ella una hermana, llamada María, que se sentó a los pies delSeñor y permaneció allí escuchando sus enseñanzas.
Marta se agitaba de un lado a otro, ocupada en muchas tareas.Entonces se aproximó a Jesús y le dijo:
-¡Señor! ¿No te importa que yo esté sirviendo sola? ¡Ordena a mihermanaque venga a ayudarme!
Respondióle el Señor:-¡Marta, Marta! Andas inquieta y te preocupas con muchas cosas.María, en cambio, escogió la mejor parte, y ésta no le será arrebata

da.

LUCAS, 10, 38-42

PREFACIO

Es importante advertir que El Alquimista es un libro simbólico, adiferencia de El Peregrino de Compostela (Diario de un mago), que fueun trabajo descriptivo.
Durante onceaños de mi vida estudié Alquimia. La simple idea detransformar metales en oro o de descubrir el Elixir de la Larga Vida yaera suficientemente fascinante como para atraer a cualquiera que seiniciara en Magia. Confieso que el Elixir de la Larga Vida me seducíamás, pues antes de entender y sentir la presencia de Dios, el pensamiento de que todo se acabaría un día me desesperaba. De manera que,alenterarme de la posibilidad de conseguir un líquido capaz deprolongar muchos años mi existencia, resolví dedicarme en cuerpo yalma a su fabricación.
Era una época de grandes cambios sociales (el comienzo de los añossetenta) y en Brasil no se encontraban aún publicaciones serias sobreAlquimia. Al igual que uno de los personajes del libro, comencé agastar el poco dinero que tenía en la compra delibros importados ydedicaba muchas horas diarias al estudio de su complicada simbología.Intenté ponerme en contacto con dos o tres personas en Río deJaneiro que se dedicaban seriamente a la Gran Obra, y rehusaronrecibirme. Conocí también a muchas otras que se decían alquimistas,poseían sus laboratorios y prometían enseñarme los secretos del Artea cambio de verdaderas fortunas; hoy me doy cuenta de queenrealidad no sabían nada de lo que pretendían enseñarme.
A pesar de toda mi dedicación, los resultados eran absolutamentenulos. No sucedía nada de lo que los manuales de Alquimia afirmabanen su complicado lenguaje. Era un sinfín de símbolos, dragones,leones, soles, lunas y mercurios, y yo siempre tenía la impresión dehallarme en el camino equivocado, porque el lenguaje simbólicopermite ungigantesco margen de error. En 1973, ya desesperado por lafalta de progresos, cometí una suprema irresponsabilidad. En aquellaépoca yo estaba contratado por la Secretaría de Educación del Mato

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Grosso para dar clases de teatro en dicho estado, y decidí utilizar a misalumnos en laboratorios teatrales cuyo tema era la Tabla de laEsmeralda. Esta actitud, unida a algunas incursiones mías enlas áreaspantanosas de la Magia, hizo que al año siguiente yo pudiera sentir enmi propia carne la verdad del proverbio: «El que la hace la paga.» Todoa mi alrededor se derrumbó por completo.
Pasé los siguientes seis años de mi vida en una actitud bastanteescéptica en relación a todo lo que tuviese que ver con el área mística.En este exilio espiritual aprendí muchas cosas importantes: quesóloaceptamos una verdad cuando previamente la negamos desde el fondodel alma; que no debemos huir de nuestro propio destino, y que lamano de Dios es infinitamente generosa, a pesar de Su rigor.
En 1981 conocía RAM, mi Maestro, que me reconduciría al caminoque estaba trazado para mí. Y mientras él me entrenaba en susenseñanzas, volví a estudiar Alquimia por cuenta propia. Ciertanoche, mientras...
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