El amigo

El elogio de la dificultad
Agosto 25 de 2006
La reciente aparición de la biografía de Estanislao Zuleta, La rebelión de un burgués, entusiasma. Recrea una época, pero, además, sirve de abrebocapara retomar la lectura de los textos de este hombre, considerado como el pensador colombiano más importante del Siglo **. Original, provocador, independiente, creativo, transgresor, sin abyección. Tanlejos del bochorno superficial que tanto aletarga en este tiempo y que invita con sutil perseverancia a borrar a personajes como Zuleta, para no mencionar otros tantos inconformes contemporáneos.Precisamente en ese ejercicio de relectura toma vigencia el texto que leyó Zuleta, cuando a regañadientes y refunfuñando, en contravía de lo que más odiaba, la pantalla y el oropel, recibió el doctoradoHonoris Causa que le otorgó en 1980 la Universidad del Valle. Su vida de autodidacta, lo había llevado a desarrollar una franca erisipela a las prácticas del aprendizaje formal; le estorbaban lasaulas, las cátedras, las calificaciones y ni qué decir del autoritarismo profesoral. Las inevitables urgencias pecuniarias lo forzaron a aceptar el título para asegurarse un ingreso mejor y entoncesaprovechó la ocasión para, una vez más, invitar a pensar. En contravía. Tituló la conferencia El Elogio de la dificultad y así le dijo al auditorio:

“La pobreza y la impotencia de la imaginación nuncase manifiestan de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucañas. Una vida sin riesgos, sin lucha,sin búsqueda de superación y sin muerte. Y por lo tanto también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paísesafortunadamente inexistentes (...) En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción,...