El Amor Duele

EL ENIGMA DEL ALBA

No fue por casualidad que, en aquella mañana invernal, desperté como cualquier otro día a los golpeteos incesantes del cruel despertador, enemigo de tantos y tantos sueños agradables. Y digo que no fue por casualidad pues tenía una cita tempranera con mi joven amigo Gabriel. Un cita, quizá demasiado madrugadora para ambos…

Esto sucedía cuando los dos brazosdeformes y desiguales del maléfico artefacto, llamado acertadamente, despertador, se humillaban cansinos indicándome que eran las seis y medía de la madrugada. Y yo, escondiendo mi único brazo, el cuál, me había servido para acallar el terrible golpeteo de susodicho artefacto que, lo miraba desde la mullida almohada abriendo un solo y lagañoso ojo, cual si de un pirata tuerto, gordo, barbudo y deloro en hombro se tratara, por si en un ataque de bravura este, diese de nuevo con su monserga e única tonadilla…

Pues sí, era realidad lo que este ojo se negaba a ver. ¡Eran las seis y medía de la madrugada!. Horrible pesadilla. Todavía dudada en que la promesa que le hice a Gabriel fuera fructífera, o bien, el rapaz, todavía se escondía en un buen lecho que a buen seguro parecería elmismísimo infierno, el cuál, aún en su poca fisonomía y sus mal contados kilos de peso, actuaba en dicho lecho con funciones de demonio, dueño y señor del lugar, regocijándose entre los calores nocturnos de fuego y azufre que le ofrecían sus mantas cuál calderos maléficos se tratará. Eso sí, siempre al borde justo de morir asfixiado, pues en alguna de las noches que pasaba en mi destartalada casa, secubría de pies a cabeza, haciendo de tapón de cama la mullida y preñada almohada, y así, se perdía entre sabanas blancas y mantas cálidas de suave tacto, arriesgando sus jóvenes pulmones, pero encontrándose en la gloria divina, que no infernal.

Como digo, y habiendo escondido de nuevo el único brazo que llevo y, que gracias a Dios, aquella maldita bomba no se me llevara por el medio nadamás del cuerpo en aquella maldita guerra. Todavía seguía doliéndome la mano medio dormida después de descargar semejantes golpes contra la cabeza del sufrido mal invento. Mi cabeza, escondida ahora entre las mantas, pensando que imitaba a buen seguro a mi amigo Gabriel, apenas oía el lejano tic-tac de mi enemigo. Era un tic-tac lastimero, quejoso, débil, como el de todas las mañanas tras surepetitivo recital y posterior paliza. Llegados a este punto, di un par de vueltas y no hice mucha fuerza para volver a caer sobre los brazos de Morfeo cuál bendito bebé de mantillas, perdiéndome en ese mundo mágico e inigualable que son los sueños. Esos sueños donde todo es posible, donde todo lo añorado se convierte en realidad, donde los ricos son pobres y los pobres, ricos. Donde reyes sonvasallos, y vasallos reyes, donde el héroe se transforma en villano y este, en héroe. Donde los pájaros nadan y los peces revolotean como gráciles mariposas. Donde la paz impera y la guerra desaparece…

El deseo en que el sueño me trazará una aventura a lomos de mi caballo junto a Gabriel por la nevada sierra, me agobiaba pues ningún sueño se me representaba y mi mente se negaba a recordar lasensación del viento golpeándonos a galope tendido a Gabriel y a mi a lomos de “Moro”, mi caballo…

En vista que existía una lucha desigual entre mi escasa voluntad y mi altiva mente, opté a rendirme a tal desafío y a regañadientes y, pese a mi desagrado, decidí poner los pies en el suelo helado de mi habitación, encontrándome un día más con el desalmado cómplice del despertador que, sicabe, todavía es más duro y despiadado que la infame maquina que atormenta mi alma y mis oídos. Este, atormentaba ahora mis cálidos pies tapados con calcetines que, si bien llevaban algún que otro agujero, cumplían con creces su cometido pero nada tenían que hacer ante el terrible suelo de mi alcoba.

Intentaba saltar y evitar la frialdad del suelo, envidiando a los pájaros y no a los...