El amor me persigue pero yo soy m s r pida Elisabeth G

Índice
Portada
1. Barcelona ya no es para mí
2. La casa de mis sueños
3. ¡Ah, que el paraíso era esto!
4. El ecosistema del pueblo
5. Yo soy nudista porque el mundo me hizo así
6. Surfeando, que es gerundio
7. Los jinetes existen
8. Se aproxima un huracán por la vertiente atlántica
9. Casualidades de la vida... o no
10. Deudas pendientes para no dormir
11. ¿Nerviosa yo? Tururú
12. Una primeracita... original
13. Duelos verbales
14. En la puta nube
15. De polvos frustrados y otras consecuencias
16. De reconciliaciones también se vive
17. Alerta máxima
18. Navidades espinosas
19. Para qué hacerlo fácil, si lo puedes hacer imposible
20. Agonías que matan... de placer
21. Todo el mundo tiene un pasado... y una ex
22. El que es intachable es intachable
23. Vuelta a la mujer que ya no soy(apenas)
24. Los secretos explotan
25. El Terrateniente, hay que joderse
26. M i vida es un cuento... o una peli
27. Declaraciones de amor con secuelas
28. El macho ibérico sale de su cueva
29. M enos mal que no éramos románticos
30. La familia me reclama
31. De cabeza al berenjenal
32. Las no bodas también hay que organizarlas
33. La prueba de fuego
34. La no boda de nuestra vida
Acerca de laautora
Créditos

Te damos las gracias por adquirir este EBOOK
Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura

¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos!
P róximos lanzamientos
Clubs de lectura con autores
Concursos y promociones
Áreas temáticas
P resentaciones de libros
Noticias destacadas

Comparte tu opinión en la f icha del libro
y en nuestras redes sociales:Explora Descubre Comparte

1
Barcelona ya no es para mí

Harta, muy harta. Sin vuelta atrás. Incapaz de volver a ponerme unos tacones y de ir a ninguna puñetera fiesta más, pintada como un coche, con un vestidazo de
M oschino embutido y con el sillín de la bici en la mano para fardar de que, para bohemia, la menda. Incapaz de aguantar a más gafapastas con los pantalones pitillo
caídos, echándome sufétido aliento de las cinco de la mañana en un antro para hipsters pseudointelectualoides que te aturden alabando la última película somnífero de
Haneke. Incapaz de seguir saliendo cada noche a beberme Barcelona y acabar ciega como un topo, colgada del brazo de algún maromo o despatarrada en medio del Raval
al estamparme con la bici contra un árbol invisible. Harta, hartísima. Incapaz.
La vida nome daba para más. Esa vida superficial, de cara a la galería, aparentando ser la escritora de bestsellers que todos creían, forrada y feliz, se agotaba en sí
misma y me pedía a gritos un cambio radical. Paz mental. Tranquilidad. Soledad. Yo. A solas. Sin ruido alrededor. Sin imposturas ni impostores. Sin luces de neón ni de
focos de platós. Un año de gira por toda España para promocionar miúltimo libro había sido más que una estocada. M e había catapultado a la fama, sí, me llamaban de
todos sitios para que trabajara con ellos o para hacerme entrevistas, me llamaban exrollos que habían pasado de mí, para quedar, porque, fíjate tú qué casualidad, me
echaban de menos de repente. Pero de repente, por cierto, me decían que salía muy guapa en la tele. Claro. La tele. Ese maldito cacharro quehace que la gente crea que
eres más importante y mejor profesional por el hecho de verte en ella maquillada como una estrella. Cuando en realidad lo único que vas a hacer es estrellarte.
Lo mejor que tiene la existencia es que todo se acaba. Planteamiento, nudo, a veces muchos nudos y muy intrincados, y desenlace, mejor o peor, habitualmente
malo aunque para mejor. Si es muy muy malo, ahí se acabatodo y, mira, dejas de preocuparte y ya no tienes que hacer más cambios. Pero mientras no se acabe todo del
todo, lo que se terminan son las etapas, y hay que esforzarse para pasar a la siguiente pantalla de este jueguecito con el que nos ha tocado bregar sin instrucciones ni
vidas de repuesto. Vives ésta lo mejor que puedes y, si no sabes, te jodes y la vives mal.
Yo, si algo he tenido siempre...