El análisis conversacional desde la etnometodología
Fernando Robles
Enero de 2002
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0. Introducción.
En el año 1988, el Profesor Jörg R. Bergmann, un exestudiante del Instituto de Sociología de la Universidad de Munich y discípulo de Harold Garfinkel, impartió un curso denominado Etnometodología y Análisis Conversacional. La asignatura fue, tanto para mí como para mis compañeros,comparable con el ingreso a una cámara de tormentos. Y eso que yo me contaba entre los privilegiados que habían leído a Alfred Schütz1, lo que en realidad no me sirvió de nada. Mi primer seminario acerca esa extraña palabra llamada Etnometodología lo había aprobado en 1977 (asistimos a él creyendo que se trataba de una nueva metodología que nos aliviara de los metodólogos popperianos), habíanaparecido sólo dos libros respecto del tema en alemán y las traducciones eran un desastre porque nadie había logrado entender el lenguaje críptico e irónico de los etnometodólogos. El seminario resultó ser una batalla campal, el curso se había dividido entre un grupo de “alternativos” que descubrieron en la EM una oportunidad para demoler a la sociología convencional, y otro grupo que miraban susestudios como “una locura” producto de personas maduras para un hospital psiquiátrico. Poco a poco me fui introduciendo en el tema a través de la filosofía de Schütz y sobre todo de mis lecturas de Husserl, motivado fundamentalmente por la curiosidad que despertó en mí esa extraña palabra llamada fenomenología, con sus reducciones eidéticas, sus protenciones, retenciones y abducciones, en busca de lasestructuras de la conciencia Yoica, pero sobre todo me sorprendió la rigurosidad con la que Husserl abordaba e detalle cada uno de los problemas anunciándolos en largos párrafos2 y el concepto de “mundo de la vida”, el fundamento de toda experiencia. Había conservado los apuntes del curso de 1988, y con la ayuda de mi gran amigo Stephan Wolff logramos reconstruir el texto que sigue, el queredacté en borrador para un curso impartido en el 2002 en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Así me fui convirtiendo en un “analista de conversaciones”. Durante todo este período estudié a fondo la obra de Niklas Luhmann. Hace ya casi veinte años que leí ese artículo titulado El sentido como concepto fundamental de la sociología3 , del cual todavía no existetraducción al español. Por supuesto que por aquél entonces todos éramos habermasianos, porque la Teoría Crítica era la única alternativa no ortodoxa a la hegemonía de Popper, tanto teórica como- en menor medida1 2
Schütz, A.: La construcción significativa del mundo social, Paidós, B.A., 1978 Husserl, A.: Philosophie als strenge Wissenschaft, Kostermann, Frankfurt a.M., 1971 3 Habermas, J. y Luhmann,N.: Theorie der Gesellschaft oder Sozialtecnologie, Suhrkamp Frankfurt a.M., 1971, pp. 25-100
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3 metodológicamente. Pero la lectura de ése trabajo de Luhmann me convenció que estaba completamente equivocado, allí encontré de nuevo mis lecturas de Hurssel y aunque Luhmann estaba muy lejos haber construido la totalidad de su teoría, constaté que la Teoría Crítica tenía un contenidoprofundamente conservador y pesimista; en eso debí reconocer que Jurgen Ritzer4 tenía toda la razón, de lo que me terminó de convencer la Dialéctica Negativa5 de Theodor W. Adorno. Muchos de mis compañeros de estudio y yo, comenzamos a tomar en serio a Luhmann y a abandonar nuestra admiración por Habermas. Por otro lado, apoyados por la obra de Erving Goffman6, reforzamos nuestros conocimientos en EM, sinolvidar por supuesto el Interaccionismo Simbólico, el emblema de los rehabilitados después de la crisis del estuctural- funcionalismo de Parsons. Para nosotros, todas éstas teorías poseían un atractivo increíble: por fin habíamos encontrado argumentos sólidos para demoler a Parsons y su tesis de la interpenetración del sistema de la personalidad y el sistema social, no estábamos dispuestos a ser...
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