El Ano Del Diluvio

Páginas: 144 (35828 palabras) Publicado: 23 de octubre de 2012
EL AÑO DEL DILUVIO – EDUARDO MENDOZA
Editorial Seix Barral, Primera edición: abril 1992 Impreso en España

El año del diluvio es la historia de una pasión. Los temporales e inundaciones que devastan la comarca hallan aquí su correspondencia en la imprevista y violenta atracción que enlazan de modo pasajero y perentorio los destinos de una religiosa y un terrateniente, en un verano de lasofocada y atónita España de los años cincuenta. Nuevamente Mendoza sitúa su fabulación en tierras catalanas y en el pasado; pero esta vez no nos hallamos en la ciudad, sino en el campo, y no en un ayer decimonónico, sino en la dilatada sequía de la posguerra, en la que la súbita furia de los elementos y la irrupción violenta del amor corren parejas, al tiempo que, en un telón de fondo montaraz,diseñado con trazos y trazas de serranía para el bandolerismo romántico, las incursiones del maquis impugnan el orden aletargado e inmóvil de la clausura provinciana. La invención expresiva constante de Mendoza y su inigualada habilidad para la recreación de estilos y géneros -desde la picaresca hasta el folletín o la novela de aventuras-sustentan el cañamazo de una historia rica en hallazgos ysorpresas; pero el propósito fundamental no es paródico o chistoso, aunque a veces lo sean ciertos rasgos de estilo o peripecias menores. Una tonalidad agridulce resulta, al cabo, lo propiamente característico de esta novela en la que, más allá de las agitaciones aparatosas y momentáneas, nos es dado atisbar, con mirada compasiva, cordial y secretamente melancólica a veces, el frágil territorio íntimo delos sentimientos en que se cifra la verdad humana. Por su maestría narrativa, desplegada en los más varios registros, y por el empuje y poder de convicción con que transmite al lector un mundo propio y unos personajes de contorno imborrable, El año del diluvio habrá de contarse entre los logros mayores de Eduardo Mendoza.

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1 En los años cincuenta de nuestro siglo vivía en la localidad deSan Ubaldo de Bassora provincia de Barcelona un hombre muy rico llamado Augusto Aixelà de Colbattó. Era el último descendiente de una antigua estirpe de terratenientes, cuya laboriosidad, sensatez y tesón habían hecho posible que un apellido noble y una fortuna considerable llegasen hasta él, para extinguirse previsiblemente a su muerte, ya que en las fechas en que se inicia este relato y aunque suedad corría parejas con el siglo, permanecía soltero. El grueso de su fortuna provenía de una finca de casi 300 hectáreas, situada a caballo entre los términos municipales de San Ubaldo más tarde asimilado al de la ciudad de Bassora y de Santa Gertrudis de Colbattó, de donde provenía una de las ramas del tronco familiar; en dicha finca, conocida en todo el contorno por el apelativo de "casaAixelà", se asentaba la vivienda ancestral de esta ilustre familia; el resto de la finca estaba dedicado a la explotación forestal y a tierras de sembradura donde crecían la avena y la alfalfa, aunque, en los años inmediatamente posteriores a la guerra civil, una parte de aquéllas había sido reconvertida en viñedos, de los cuales se obtenía un vino de muy baja calidad, áspero y cabezón, que se vendía agranel en las bodegas de Bassora para consumo de la clase trabajadora. Una tarde de verano, bajo un sol terrible, por la cuesta que conducía a la finca subía resoplando una monjita. Antes de rematar la cuesta se detuvo unos instantes para recobrar el aliento y para hacer acopio de valor, porque temía ser mal recibida. En lo alto de la loma el camino moría al chocar con el muro de cerca que protegíala finca; a los pies de la loma estaba el pueblo de San Ubaldo, que apenas contaba a la sazón unas mil almas, y más allá, la mole del Hospital, el cauce seco del río y la carretera que, proveniente de Bassora, cruzaba el pueblo y continuaba hacia Colbattó, para enlazar allí con la carretera general de Barcelona. A aquella hora el pueblo parecía abandonado: nadie circulaba por sus calles...
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