El Antropólogo Inocente

Barcelona, 26 de octubre de 2012
Aprovechando el trayecto de 3 horas en coche desde Barcelona hasta el pueblo de mis abuelos
paternos, he leído el cuartocapítulo del libro de Nígel Barley titulado “Honni soit qui
Malinowski”.
Me pongo música de fondo de algún grupo italiano y empiezo la lectura. Alprincipio, el título
capta mi atención, ¿de qué está halando? Mis conocimientos de latín son nulos y por eso
pienso que se trata de alguna frase hecha. El no teneracceso a Internet hace que no pueda
comprobarlo, pero opto por continuar leyendo el libro, seguro que sale explicado en algún
párrafo. Al parecer se tratade la divisa de la de la Orden de Jarreta, una especie de ideal,
pensamiento que la persona o grupo de personas adopta como norma.
En este capítulovuelven aparecer los trámites burocráticos que debe pasar el protagonista
para poder entrar en Camerún. ¿Otra vez los trámites burocráticos? ¿Verdaderamente esnecesario ser tan estrictos? Esto me recuerda a mi viaje hace dos años a Canadá. La seguridad
aeroportuaria es impresionante, no recuerdo tantos controlespara tan poco tiempo de
estancia en un país extranjero. “¿Cuántos días estará usted en Canadá?”, “¿Cuánto dinero trae
en efectivo?”, “¿Para qué viene usted aCanadá?”, “¿Trabajo o vacaciones?”, “¿Sería tan
amable de prestarme su pasaporte otra vez, debo comprobar sus datos?”. Me pareció
excesivo.
A finales dellibro descubro que por fin tiene su primer contacto con los dowayos, parecen
amables y afectuosos. Sigo con ganas de continuar leyendo, mañana más.