El apego
Sin importar la causa, cualquier ausencia se convierte en abandono...".
"Soy menos amado de lo que amo...".
"A veces ocurre que soporto bien la ausencia. Estoy entonces normal: me ajusto a la manera en que "todo el mundo" soporta la partida de una persona querida...".
"La ausencia se convierte en una práctica activa, en un ajetreo que me impide hacer cualquier otra cosa. En él secrea una ficción de múltiples funciones (dudas, reproches, deseos, melancolías)".
Frases incluidas en "Fragmentos de un Discurso Amoroso", de Roland Barthes, siglo XXI, 16 edición, 2001)
"M." entra al consultorio. Su paso es cansado, su mirada también. Me cuenta que todo va más o menos bien. El trabajo va caminando, ella progresando en ese territorio que se le da tan bien. Todos la admiran, laconsideran una mujer exitosa, fuerte, dominante y asertiva; por dentro, me dice, es profundamente frágil. Es como si fueran dos personas: la pública y la privada. Su "self social" es radiante y despliega seguridad. En la intimidad de sus pensamientos, su soledad y su necesidad de ser amada es enorme. Por eso viene, semana a semana, a tratar de entender qué le ha hecho pensar que el amor de un hombrecolmará su vida de dicha y completará lo que le falta. También quiere entender por qué ha elegido hombres que sistemáticamente la han maltratado y han terminado dejándola...
"L." viene por las tardes. Es vivaz, muy lista, idealista. Dice haberse sentido carente de atractivo durante muchos años de su vida. Era la "feita" de su casa...
Hoy es una mujer atractiva, tenaz, profunda, llena dereflexiones para compartir. Y, de pronto, con cierta vergüenza, declara que sí, que ella también espera enamorarse para sentir que su vida se completa...
"R." es un tipo tremendamente estructurado. Llega los miércoles por la tarde, se toma un vaso de agua invariablemente, rechaza el café, el té o los dulces. Sólo toma agua. Siempre ha hecho lo correcto, dice. Está harto de esa parte de su vida. Esa vidatan ordenadita, tan obediente y pendiente de las normas sociales que no le han permitido explorar otras áreas de su personalidad y de sus deseos más profundos. Tiene miedo, claro, quién no: ¿cambiarlo todo por nada? ¿Lanzarse al vacío con un paracaídas que tal vez no abra en el último momento?
Una pareja aparece los sábados por la mañana. Se aman, dicen. Pero han entrado al tremendo y muy temidoterritorio del tedio y del aburrimiento. Quieren saber (cuántos quieren saber eso) si la chispa del amor es renovable, reencendible, reprogramable... y se atormentan porque a ratos parece que la respuesta es "no". Yo pienso, sin decirlo en ese momento, que el problema no es el aburrimiento, sino el miedo a la verdadera intimidad...
Al hablar de apego la semana pasada, las preguntas posterioresque levantó el artículo tenían dos vertientes: la confesión sincera de haberse visto reflejado en algunas de las historias que acompañaban la teoría y la petición-exigencia-demanda de ayuda y auxilio sobre cómo cambiar, cómo dejar de ser ansioso o reacio para amar... ¿cómo dejar de repetir los viejos patrones relacionales? Cómo se deja de ser inseguro o celoso o territorial si así se ha sido unabuena parte de la vida, preguntan muchísimos.
Desde mi perspectiva, el apego lo es todo en la vida humana. Así como suena de fuerte, así es. Es el pegamento social. Es esa "pegajosidad" de la que hablaba Maturana, el biólogo chileno, que nos ha permitido sobrevivir como especie y no extinguirnos miles de años atrás. Es la colaboración y no la competencia la que nos ha dado permanencia, porincreíble que parezca decirlo en este mundo, que a ratos parece consumido por las llamas del fundamentalismo, de la ambición capitalista a ultranza, de la falta de respeto por las minorías y por las mayorías también...
El apego es todo. Es lo que nos permite amar, entregar, compartir y estabilizarnos en nuestros vínculos. Darle sentido a nuestra vida más allá de lo inmediato.
¿Madres y padres reacios...
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