El Aprendiz Del Conspirador Pio Baroja

Páginas: 208 (51773 palabras) Publicado: 22 de noviembre de 2012
© Herederos de Pío Baroja © EDITORIAL BIBLIOTECA NUEVA Almagro, 38.—Madrid-4 (España).—Teléfono 410 04 36 Printed in Spain — Impreso en España Depósito legal: M. 12.336-1978 ISBN 84-7030-150-0. Obra completa ISBN 84-7030-207-8. Tomo tercero Imprenta Héroes, S. A.— Torrelara, 8.—MADRID-I6 (España)

Pío Baroja

Memorias de un hombre de acción(1) El aprendiz de conspirador

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PÍO BAROJAOBRAS COMPLETAS
III ÍNDICE
MEMORIAS DE UN HOMBRE DE ACCIÓN: Páginas EL APRENDIZ DE CONSPIRADOR .......................................................... 7 EL ESCUADRÓN DEL «BRIGANTE» .................... ............................. 113 LOS CAMINOS DEL MUNDO ................................ ............................. 259 CON LA PLUMA Y CON EL SABLE (CRÓNICA DE 1820 A 1823) . 383 LOSRECURSOS DE LA ASTUCIA ...................................................... 523 LA RUTA DEL AVENTURERO ............................................................ 645 LOS CONTRASTES DE LA VIDA ........................................................ 779 LA VELETA DE GASTIZAR ................................................................. 859 LOS CAUDILLOS DE 1830................................................................... 929 LA ISABELINA .................................................................................... 1011 EL SABOR DE LA VENGANZA ............................. ............................ 1113 LAS FURIAS ......................................................................................... 1199

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Memorias de un hombre de acción(1) Elaprendiz de conspirador

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PROLOGO LAS RECOMENDACIONES DE MI TÍA URSULA
ARIAS veces mi tía Ursula me habló de un pariente nuestro, intrigante y conspirador, enredador y libelista. Mi tía Ursula, cuya idea acerca de la Historia era un tanto caprichosa, afirmaba que nuestro pariente había figurado en muchos enredos políticos, afirmación un tanto vaga, puesto que no sabía concretar en qué asuntoshabía intervenido ni definir qué entendía por enredos políticos. Yo supongo que para mi tía Ursula, tan enredo político era la Revolución francesa como la riña de dos aldeanos borrachos a la puerta de una taberna un día de mercado. Aseguraba siempre mi tía, con gran convicción, que nuestro pariente era hombre de talento despejado—ésta era su palabra favorita—, de mala intención, astuto ymaquiavélico como pocos. Yo, que he tenido la preocupación de pensar en el presente y en el porvenir más que en el pasado, cosa absurda en España, en donde, por ahora, lo que menos hay es presente y porvenir, oía con indiferencia estos relatos de cosas viejas que, por mi tendencia antihistórica y antiliteraria, o por incapacidad mental, no me interesaban. Hace unos años, pocos días después de la muerte delex ministro don Pedro de Leguía y Gaztelumendi, a quien se le conocía en el pueblo por Leguía Zarra, Leguía el viejo, una mañana, mi tía Ursula, que venía de la iglesia, vestida de la cabeza hasta los pies de negro, con una cerilla enroscada, un rosario y el libro de misa en la mano, se me acercó con apresuramiento: —Oye, Shanti —me dijo. —¿Qué hay? —¿Sabes que Leguía Zarra ha dejado muchospapeles al morir? —No sabía nada. —Pues entre esos papeles están las Memorias de nuestro pariente Eugenio de Aviraneta. Pídeselas a Joshepa Iñashi, la Cerora, que se ha quedado con las llaves de la casa, y te las dará, porque sabe dónde están. —Bueno; ya se las pediré —repuse yo, con la indiferencia de un hombre a quien no preocupa la Historia. —Debías ver esos papeles—siguió diciendo mi tía—, y hastapublicarlos. —Yo no soy editor. —¿Qué importa? Publica las Memorias como si las hubieras encontrado o como si las hubieras escrito tú. Leguía no se ha de quejar. —¡Ah! ¡Claro! Por ahora, al menos, en la vida real no hay la costumbre de quejarse desde la tumba, y creo que Leguía no será una excepción a la regla. —Pues yo no tendría escrúpulo ninguno. —Tú, no; pero yo, sí. Cada cual tiene sus...
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