El argumento parece inobjetable
-La causa del fracaso es bastante obvia: la prohibición hace que se produzca menosdroga…lo cual eleva su precio…lo cual la hace más rentable… lo cual induce a nuevos capos o carteles o países a dedicarse al negocio. Paradójicamente, entre más éxitos se logren en combatir la droga,peor es el fracaso.
-Los daños del prohibicionismo también son graves y obvios. El mercado clandestino crea “ollas” de pequeña delincuencia. Convierte a los adictos en personas marginadas. Lasjeringas reutilizadas multiplican el SIDA. La guerra cuesta mucha plata al erario. Los traficantes se matan entre sí por las ganancias. Los funcionarios pequeños – y los grandes- se corrompen. Los cartelescapturan el Estado, o le declaran guerras muy violentas.
Por eso hay tantas voces sensatas en el mundo que proponen “legalizar” la droga. No sólo hippies e intelectuales de izquierda (y de derecha),sino también médicos, sacerdotes, ex presidentes que forman sonadas “comisiones·, y ahora el propio presidente Santos.
Pero las alternativas son más bien confusas -y ahí comienza el problema-:
Unoshablan de legalizar el consumo (“dosis personal”, expendio de estas drogas en bares o farmacias) y de no marginar a los adictos (cambio gratis de jeringas, por ejemplo, o tratamientos de rehabilitaciónmás sofisticados).
Otros – muy pocos - van al fondo del asunto y proponen legalizar también la producción: igual a como se hace con el alcohol o el tabaco (en casi todo el mundo) el Estado asumiríael monopolio o en todo caso regularía y vigilaría el mercado.
Y aquí por fin topamos con el punto central de este debate: alcohol, tabaco…y ¿cuáles otras sustancias serían permitidas?
La respuestainequívoca tendría que ser dada por los médicos. Pero resulta que todas las “drogas” son dañinas, que hacen daños distintos – pero daños – y que pueden inducir a la adicción.
Esos daños son la razón...
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