El Aro
Carlos Rojo
El aula es un rectángulo de color verde pistache. Hay cuatro hileras de bancas binarias, suficientes para dar cabida a los cuarentay nueve alumnos de la maestra Rosita, quien cuenta con una mesa, una silla y dos estantes. Los alumnos hacia el frente, donde un descolorido pizarrón es flanqueado por láminas de escenas bucólicas, unmapa de la República Mexicana y el cuadro básico de los alimentos.
-¡Buenos días, preciosos!- dice la maestra al entrar.
-¡Buenos diíííás, maestra Rositaaaa…!- responden los integrantes deltercero “A”, con el sonsonete aprendido desde el primer grado.
-Sentados- ordena, al tiempo que inicia el ritual de todas las mañanas- Yolanda, abre el estante; Rene, ve por gises; Carolina y Alma,vayan por mi jugo con doña Carmen, anden, chulitas, apúrense…
Los alumnos restantes la miran remover objetos en la gran bolsa que acostumbra traer, ponerse el delantal, sacar su lista. Esperan la ordenpara abrir sus mochilas. Los alumnos de Rosita no son niños, sino “mi tesoro, divina criatura, mis angelitos, amores, chulita, hermosos, lindura, vidita. ¿Ya terminaste corazón?” Solo cuando seenoja, sus enanos se convierten en niños.
Rene ha regresado con los gises, y la maestra se dispone a iniciar la clase.
- A ver mis amores- dice al dar media vuelta-, saquen sus cuadernos dematemá…
La maestra abre desmesuradamente los ojos y tiene que respirar hondo para no desmayarse. De un golpe ve derrumbarse todos los conceptos aprendidos en sus cursos de: Didáctica Especial y PrácticaDocente I, II, III y IV. ¿Quién de sus pequeños amores sería capaz de semejante atrocidad? No, eso no, no puede ser obra de ninguna de sus criaturas. Pero el letrero pintado con gis amarillo, escontundente:
la mAeSTrA Es putA
-¿Quién escribió esto? Díganme, ¿Quién lo escribió?- estalla la profesora, las lágrimas a punto de salir. Los niños callan, se miran unos a otros y callan....
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