El Atolondrado, El Atolondradicho O Las Vueltas Dichas
Al contribuir al 50º aniversario del Hospital Henri-Rousselle, por el favor que los míos y yo allí recibimos en un trabajo del cual indicaré lo que sabía hacer, es decir, pasar la presentación, rindo homenaje al doctor Daumézon, que me lo permitió. Lo que sigue nada prejuzga, según mi costumbre, del interés que le prestará su destino:1 midecir en Sainte-Anne fue vacuola, igual que en Henri-Rousselle y, ¿se imaginan?, desde hace casi el mismo tiempo, guardando en cualquier caso el valor de esa carta que digo llega siempre donde debe.
Parto de migajas, ciertamente no filosóficas, puesto que son el relieve de mi seminario de este año (en París I).
Allí, en dos oportunidades, inscribí en la pizarra (de una tercera en Milán donde,itinerante, las había convertido en pancarta para un flash sobre "el discurso psicoanalítico") estas dos frases: Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha. Este enunciado que parece de aserción por producirse en una forma universal, es de hecho modal, existencial como tal: el subjuntivo con que se modula su sujeto lo testimonia.
Si el bienvenido que de mi auditorio meresponde lo bastante como para que el término seminario no sea demasiado indigno de lo que traigo de palabra, no me hubiese desviado de estas frases, hubiera querido demostrar, por su relación de significación, el sentido que toman con el discurso psicoanalítico. La oposición que evoco aquí habrá de ser acentuada más adelante. Recuerdo que con la lógica este discurso toca a lo real, al encontrarlocomo imposible, por lo cual es el discurso que la lleva a su última potencia: ciencia, he dicho, de lo real. Que aquí me perdonen los que, por ser los interesados, no lo saben. Aun me anduviese yo con miramientos, los acontecimientos se lo enseñarían muy pronto.
La significación, por ser gramatical, rubrica primero que la segunda frase se refiere a la primera, al convertirla en su sujeto bajo laforma de un particular. Dice: este enunciado, y luego lo califica con el asertivo de postularse como verdadero, lo cual confirma porque tiene la forma de la proposición llamada universal en lógica: en todo caso queda el decir olvidado tras lo dicho. Pero de antítesis, esto es, en el mismo plano, en un segundo tiempo, denuncia su semblante:2 al afirmarlo por el hecho de que su sujeto es modal, y alprobarlo porque éste se modula gramaticalmente como: que se diga. Cosa que ella convoca no tanto a la memoria sino, como se dice: a la existencia. La primera frase no pertenece pues a ese plano tético de verdad que el primer tiempo de la segunda asegura, como de costumbre, mediante tautologías (aquí dos). Se evoca que su enunciación es momento de existencia, que situada con el discurso,"ex-siste" a la verdad.
Reconozcamos aquí la vía por donde adviene lo necesario: en buena lógica, se entiende, la que ordena sus modos de proceder desde donde accede, o sea, ese imposible, módico sin duda aunque por ello incómodo, de que para que un dicho sea verdadero todavía hace falta que se diga, que decir haya.
Con lo cual la gramática mide ya fuerza y debilidad de las lógicas que se aíslan deella, para, con su subjuntivo, escindirlas, e indica que concentra su poder, por desbrozarlas a todas
Pues, insisto en ello una vez más, "no hay metalenguaje" tal que alguna de las lógicas, por armarse de la proposición, lo pueda usar de báculo (que cada una se quede con su imbecilidad),3 y si alguien cree poder encontrarlo en mi referencia, más arriba, al discurso, lo refuto porque la frase queparece ahí ser el objeto de la segunda, no por ello se aplica menos significativamente a ésta. Pues esta segunda, que se la diga queda olvidado tras de lo que se dice. Y ello, de modo tanto más impresionante que es asertiva, sin remisión, hasta el punto de ser tautológica en las pruebas que ofrece -al denunciar en la primera su semblante, postula su propio decir como inexistente, ya que al...
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