El azar del destino
Sophia Sekel
Un hombre caminaba por la acera de las concurridas calles de San Cristóbal. Ciudad pequeña y densa, de gran religiosidad y cultura clásica; iglesias, museos,plazas y mercados se intercalaban por cuadras. Perdido en el pensamiento, mirando de frente el atardecer, el hombre soñaba despierto: su ya-escrito por venir, su presente incierto y el a veces regocijo ya veces pesar de su pasado. A su temprana edad era ya un trovador del mundo, de gran experiencia en su caminar tanto por las veredas del mundo común como del mundo de fe. Y así, llegó el día en quepudo poner su creencia en el destino a prueba.
Miro de frente a una mujer hermosa, de estatura correcta y erguida postura cuyo caminar hacia imposible pasarle desapercibida. Él fijo su mirada enella, y al encontrarse sus ojos una extraña sensación de intensa energía fluyo de su mirada y les lleno ambos cuerpos. Caminaron el uno junto al otro compartiendo ese inexplicable momento. Él titubeó,pero hoy, decidió, es el día en que el destino le exhortaba a actuar, si es que el destino realmente existe.
Se volteó el hombre hacia la bella, la detuvo y le preguntó su nombre. Hubo una conexiónextraña pero inmediata, fugaz y apasionante, y decidieron ambos compartir una taza de café. Tuvieron la conversación más increíble que a cada momento deseaban no concluyera. Se enteraron de las muchascosas que compartían en común: Ambos amaban tanto a sus perros miniatura franceses como a sus mañanas solitarias junto al papel y pluma. Y de las cosas en que estaban en polos opuestos creyeron poderentenderse: Ella era amante del buen comer y él se conformaba con la buena salud que le daban las legumbres. La atmósfera alrededor de la mesa que compartían era mágica y parecía como si conversaranen una bola de cristal, completamente aislados y ajenos al mundo de su derredor; en ese momento existían solamente ellos.
Despidiéndose, cada quien continuó su rumbo en direcciones opuestas,...
Regístrate para leer el documento completo.