El Banquete
o del amor
Apolodoro y un amigo de Apolodoro.
Sócrates – Agatón – Fedro – Pausanias – Eriximaco.
Aristófanes – Alcibíades
Apolodoro
Dícese que toda la conversación rodó sobre elamor. Yo supe algo por uno, a quien Fénix, hijo de Filipo, refirió una parte de los discursos que se pronunciaron, pero no pudo decirme el pormenor de la conversación, y sólo me dijo que tú lo sabias.Cuéntamelo, pues, tanto más–Vamos, no te burles, y dime cuándo tuvo lugar esa conversación. –Éramos muy jóvenes tú y yo; fue cuando Agaton consiguió el premio con su primera tragedia, al díasiguiente en que sacrificó a los dioses en honor de su triunfo, rodeado de sus coristas. me lo ha dicho el mismo que se lo refirió a Fénix, que es un cierto Aristodemo, del pueblo de Cidatenes; un hombrepequeño, que siempre anda descalzo. Este se halló presente, y si no me engaño, era entonces uno de los más apasionados de Sócrates. Como te dije antes, estoy preparado, y sólo falta que me escuches.Además del provecho que encuentro en hablar u oír hablar de filosofía, nada hay en el mundo que me cause tanto placerQuizá también por vuestra parte os compadeciereis de mí, y me parece que tenéis razón;pero no es una mera creencia mía, sino que tengo la seguridad de que sois dignos de compasión.
El amigo de Apolodoro
Tú siempre el mismo, Apolodoro; hablando mal siempre de ti y de los demás, ypersuadido de que todos los hombres, excepto Sócrates
Déjate de disputas, Apolodoro. Acuérdate ahora de tu promesa, y refiéreme los discursos que pronunciaron en casa de Agaton.
Apolodoro
Encontré aSócrates, me dijo, que salía del baño y se había calzado las sandalias contra su costumbre. Le pregunté a dónde iba tan apuesto.
—Voy a comer a casa de Agaton, me respondió
Nos dirigirnos a la casa deAgaton durante esta plática, pero antes de llegar, Sócrates se quedó atrás entregado a sus propios pensamientos. Me detuve para esperar, pero me dijo que siguiera adelante. Cuando llegué a la casa...
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